Mientras el voto sube de cotización en la bolsa política, Solbes esgre sus avales. Prero todo fue negar la crisis. Pero ahora que el crack se ha instalado entre nosotros, mientras se afilan los eufemismos para ver cómo llamamos a esto sin que parezca un cambio de ciclo o de tendencia, ahora se trata de sacar pecho y medallas y recordar viejas guerras no ganadas.
Solbes dejó la caja de la Seguridad Social seca, esmirriada de tanto gasto público de la era González. Fue el mismo gasto que ahora sirve para comprar votos. Entonces se compraron Expos, y se repartieron fondos reservados para ver si el personal se anaba a seguir confiando en Felipe. Hasta que se terminó la fiesta, y después tocó pagar los platos rotos y los excesos con créditos caros, funcionarios con el sueldo congelado, y otras apreturas de cinturón.
Este gobierno provisado provisa para seguir viviendo mientras espanta los fantasmas de otro tiempo. Sus amigos de la prensa escolar vuelven a agitar el lejano recuerdo de Irak. Inútil. Cuando el bolsillo aprieta, y ya son medio millón las familias que tienen a todos en el paro, lo que cuenta es el bolsillo. Mal bombero Solbes. NO tiene la culpa del incendio, pero estaba allí cuando se declaró la crisis, y todo su afán era repetir que las llamas no iban a prosperar, que esto era solo una hoguera. Y ahora dice que tiene la mejor manguera, y la espuma más espesa para sofocar el fuego.
