Correo Farmacéutico (CF), periódico especializado en la actualidad del mundo farmacéutico ha entrevistado Ana Pastor, reponsable de Política Social del PP. Por el interés de las declaraciones, reproducos la entrevista a continuación.
¿Qué balance hace el PP de la legislatura que acaba en materia sanitaria y farmacéutica?
Bueno, ha sido una legislatura caracterizada la parálisis.
Desde el punto de vista farmacéutico tenemos una Ley de Garantías que, en realidad, ata poca modernidad y muy poco cambio, cosas ambas que hubieran sido necesarias para revitalizar el sector.
En el discurso de investidura, Rodríguez Zapatero dijo que el Plan de Calidad iba a ser uno de los ejes de la acción de Gobierno.
Sin embargo, este plan se presentó bien avanzado el 2006, nunca se ha discutido en el seno de la Comisión Interterritorial y ha carecido de financiación. Por ello los consejeros de comunidades autónomas donde gobierna el PP pidieron una reunión de la Comisión para conseguir una financiación adicional y hacer frente a la necesidad de recursos no con voluntarismo sino con decisiones. Pero la petición fue rechazada tanto Elena Salgado como Bernat Soria.
Esta falta de financiación ha sido grave. Con 45,2 millones de habitantes ahora la carencia es enorme y la formula mágica en que se ha pensado para hacerle frente es el compromiso de presupuestos futuros para necesidades presentes, es decir, para poner un parche ahora se comprometen planes futuros.
Se espera un pronunciamiento de la Comisión Europea sobre el dictamen abierto contra el modelo español de farmacia. ¿Cuál cree que será el sentido de la decisión?
Ese es otro problema. Hemos visto cómo el modelo español, acreditado de tanta calidad, ha sido objeto de tantos problemas parte de la Comisión Europea. Pero en la respuesta ha habido demasiado secretismo en las gestiones en defensa del modelo español. Podía haberse hecho bastante más. Pero esperamos que los resultados finales sean bastante positivos para la oficina de farmacia.
Creemos que los argumentos que el sector está planteando y, con brillantez, también algunas iniciativas públicas deberían ser suficientes para que no prospere ninguna iniciativa contra nuestro modelo.
Nosotros pusos toda la ca en el asador en el Congreso y en el Parlamento Europeo y tenemos confianza a pesar de las dificultades que plantea la complejidad del mundo comunitario. Nosotros vamos a ayudar a que el actual modelo se mantenga que es muy positivo para el Sistema Nacional de Salud.
Cuál es su opinión sobre la denominada atención farmacéutica? ¿Cree que habría que reforzar el papel del farmacéutico comunitario en los objetivos sanitarios del sistema?
Creo que es un desafío y abre un horizonte muy tante no sólo para la Farmacia sino para todos los actores del sistema sanitario. Las posibilidades de los farmacéuticos de colaborar más con el Sistema Nacional de Salud están ahí y tienen que ser aprovechadas. La disposición del sector es positiva y nuestra voluntad es apoyar un desarrollo más intenso y cada vez más eficaz de la atención farmacéutica.
Se discute sobre si el farmacéutico ha de tener acceso al historial farmacoterapéutico en la receta electrónica, precisamente para facilitar la atención farmacéutica. ¿Qué opina?
Hay un problema previo. Se habla mucho de la receta electrónica pero en este momento hay muchas iniciativas, muchos experentos, y si damos un repaso todas ellas encontramos realidades diferentes y dispersas.
De cara al futuro no hay que conformarse con una mera compatibilidad entre los modelos de receta electrónica sino saber densionar todos los aspectos sanitarios de la receta. Al final de ese proceso el acceso a la historia debe ser un paso necesario, sin duda alguna.
El PP andaluz ha recurrido la nueva Ley de Farmacia de Andalucía, entre otras razones, poner un concurso en las transmisiones onerosas. ¿Comparte la decisión? Es decir, ¿cree que tendría sentido introducir de algún modo filtros de méritos en los traspasos de boticas para pulsar la profesionalización y calidad del servicio?
Sí, claro, estoy completamente de acuerdo. La Ley de Farmacia de Andalucía nació con falta de consenso y el Gobierno andaluz debería haber exhibido una mayor voluntad de entendiento. Al final, el Tribunal Constitucional seguro que nos da la razón y mostrará cuál ha de ser el camino adecuado para solucionar ese problema. Lo tante es llegar a un sistema que garantice seguridad jurídica para todos.
¿Le preocupa que las diferencias entre las leyes autonómicas creen modelos farmacéuticos diferentes?
Las transferencias en materia de Sanidad eran necesarias y han sido positivas. Era difícilmente sostenible un modelo asétrico como el que venía funcionando en la práctica. Por eso, la decisión de desarrollar las transferencias fue un acierto.
Al PP, al tiempo que apoyaba las transferencias, le preocupaba garantizar la igualdad de trato de los españoles en cualquier lugar que se encuentren. El resultado final debe ser una atención sanitaria de calidad sin discrinaciones y sin diferencias para todos los españoles.
Por eso se promovió la Ley de Cohesión y Calidad acordada con todos los grupos parlamentarios para favorecer la cercanía, la proxidad y, a la vez, una vertebración que garantizara la calidad y la igualdad.
Lo que ha ocurrido es que para que una ley funcione no basta con elaborarla y aprobarla, se requiere, además, tener voluntad política de aplicarla y aquí se ha evidenciado de nuevo la falta de liderazgo y la aparición de elementos de descoordinación y de falta de claridad de ideas parte del Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero.
