¿Dependencia? ¿Hipotecas inversas y rentas vitalicias? ¿Pero de qué me está hablando?

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Productos como la hipoteca inversa y las rentas vitalicias, que generan fondos para enfrentar situaciones de dependencia durante la vejez, le suena a chino al 80% de los españoles, según el Segundo Estudio Caser sobre Dependencia. En esta segunda entrega del estudio, queda plasmado que las dificultades para cubrir los posibles sobrecostes de una situación de dependencia no han desarrollado entre los españoles un sentiento marcado de previsión y ahorro.

En 2007 sólo el 37% de los encuestados consideró posible ahorrar en un producto bancario específico para este fin, un centaje menor que el de la edición anterior, cuando un 43% sí estaba dispuesto a hacerlo.

La causa prioritaria para no contratar productos de ahorro resultó ser la confianza en el cuidado de los familiares, con 3,66 puntos sobre diez, seguida de la posibilidad material de ahorrar, con 3,52 puntos sobre diez, y de la esperanza en que el Estado sufrague esos servicios, con 2,82 puntos sobre diez.

Pese a ello, un 29% de las personas que no ahorrarían, consideran factible tomar la iniciativa en este aspecto si el producto tuviese ventajas fiscales.

En cualquier caso, el mismo estudio determina que el 24% de los españoles estaría dispuesto a contratar un seguro para cubrir situaciones de dependencia a cambio de una pra periódica, y un 29% más lo contrataría en función de lo que costara y lo que garantizase. El centaje resulta relevante, cuanto en la misma encuesta el 31,1% de los españoles declara disponer de algún seguro de vida, y el 19,7% de algún plan de pensiones, y ambos figuran entre los productos familiares de previsión más asentados.

En cuanto al grado de conociento social de la dependencia antes y después de ser aprobada la ley, se puede afirmar que existe una notable mejoría en apenas un año, aunque el balance final sigue siendo insatisfactorio. Si en 2006 el 76% de los españoles ignoraba en qué consiste ese problema, a finales de 2007 el 53% seguía sin conocerlo.

El 72% de quienes atienden a un dependiente son familiares, en su inmensa mayoría mujeres, y 6,5 de cada diez tienen entre 25 y 44 años. Los cuidadores externos sólo representan el 28% del total, y de ésos sólo el 14% cuenta con alguna especialización. Además, dos de cada tres externos realizan también las labores domésticas.

Posiblemente debido a su longevidad, el perfil de la persona dependiente es el de una mujer (62%), mayor de 65 años (75%), que vive acompañada (73%). Lleva más de tres años en situación de dependencia y no puede realizar las tareas domésticas, ni salir a la calle, ni cuidar de su salud ni administrar su patronio. Su familia solicita para ella principalmente ayuda domiciliaria y participa del coste de esos servicios.

El informe se basa sobre 2.000 entrevistas personales, la mitad de ellas realizadas a dependientes y familiares que han valorado su propia situación de acuerdo con el baremo establecido la normativa vigente.

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