SI TODO ES ECONOMÍA, ¿QUIÉN DA MÁS?

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El efecto del debate televisado puede sentar directamente en el sillón presidencial a uno de los dos contendientes. Ni intervenciones parlamentarias, ni mítines ni actos de campaña todo el territorio nacional han sellado las ideas de forma tan clara y contundente como dos horas, frente a frente, y jugándoselo todo ante las cámaras. Al otro lado, no sólo quince millones de posibles votantes les escuchan atentamente.

Lo peor es la legión de entendidos en Comunicación, Telegenia y Marketing, que inmisericordemente juzgan, no ya los contenidos, sino cada palabra, cada entonación, cada gesto, cada nota de nerviosismo, como actos de autoafirmación y confianza de sus líderes. Las apuestas sobre vencedor y vencido en los corrillos de café y el devaneo de las ideas más machacadas, de uno y otro contrincante, multiplican el efecto mil.

El nueve de marzo, entre veinticinco y treinta millones de españoles se juegan su estilo de vida durante los próxos cuatro años; y posiblemente, más de la mitad de estos supuestos votantes resistieron estoicamente las dos horas largas de ambos debates entre el candidato socialista y presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el candidato y presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy. Si la participación alcanzara la expectación derivada de estos duelos, estaríamos hablando de que en torno al setenta y cinco ciento de españoles (de los treinta y cinco millones de votantes potenciales) serán los que acudan a las urnas este domingo. De todos ellos, serán sólo un millón los que inclinarán la balanza hacia un Gobierno de derechas o un Gobierno de izquierdas. Este millón de oro es el que tiene la llave del Gobierno; y a este millón de electores apelaron ambos candidatos, con todas sus fuerzas y dejando claro que no será lo mismo una cosa que la otra.

Para Rajoy, todo es Economía, con mayúsculas. Ya que la Economía paga hospitales, vivienda protegida, Educación, ayuda a la dependencia, I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación), cesta de la compra y, en definitiva, siempre según Rajoy, ayuda a ser más felices. Por contra, al líder popular parecen darle alergia conceptos como negociación, paz negociada, Alianza de Civilizaciones y Paz en el Mundo, solidaridad, integración del inmigrante y redistribución de la riqueza. Justamente los conceptos que le encanta manejar al líder socialista Zapatero. Tal como lo resume siempre en su frase final favorita, repetida en todos los discursos: mejoraré las políticas sociales, gobernaré para todos y estaré muy cerca de los más débiles. En cambio, los datos y los conceptos económicos le hacen sentirse incómodo y siempre que puede los deja para su ministro de Economía, Pedro Solbes. En definitiva, dinero frente alegría.

CONCHA MINGUELA, DIRECTORA GENTE EN MADRID

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