Krusty decidió un día que quería ser periodista. Imaginó un mundo mejor en que las exclusivas serían sólo de él y de Lydia Lozano. Krusty cogió un barco (¡como Marco!) y logró fichar en un tante diario nacional, que dejó a los pocos meses un supercontrato, en una cabecera naciente que le haría montar en globo. Krusty creía que era invencible y que sus informaciones eran incontestables. Pero…
Pero descubrió ayer que la realidad puede superar al periodismo. Que él también es humano. Ahora llora el payaso (como en la Ópera) triste y solo. Ahora todos brindan con cava a la salud de las exclusivas de Krusty.
Para Krusty el periodismo lo era todo. Se atrevía a publicar lo que otros inventaban o callaban. Habló de dictadores, de economía, de la realeza y supuesto de ‘su mundo' político. Krusty sabe de todo, pero de nada, decían quienes le miraban con cierta envidia. Pero Krusty no les hacía caso. Como buen y disciplinado trovador seguía en lo suyo: las exclusivas de alto calado. Esas que se llevó bajo el brazo tras abandonar su últo trabajo.
Pero Krusty se equivocó y donde más le duele. La política. La política de las elecciones. La política más virulenta. Sólo diez horas trascurrieron desde la exclusiva a toda página de Krusty y el desmentido del principal actor popular. Pero Krusty no escarmienta. Dice que él no se equivocó, que splemente escribió sus opiniones y análisis y que nunca dijo que el barón más popular se marchaba. Pero así fue Krusty. Está escrito en todos sitios.
Ahora Krusty es la burla y el cachondeo del ciberespacio. Ese ciberespacio blogero que defiende a rajatabla al Actor secundario PreMel. Ese actor secundario que ostenta hoy la dirección, pero que ve temblar el suelo, cada vez que Krusty se acerca sus dependencias. Y es que Actor Secundario PreMel, es visto en la blogosfera como un Prepatriarca. Lásta que en el papel no todo marcha tan bien como Predicen.
Seguiremos con la fábula…
