Mientras los habitantes de su casa miraban con recelo que los recién llegados siempre ocuparan las mejores estancias, él sonreía desde las alturas. ¿Para que preocuparte cuando vives en la suite presidencial?
Pero hace unos meses, le desalojaron y su lugar lo ocupó otro, que puede permitirse tan astronómico precio, aunque, dicho sea de paso, no lo valga ni asomo. Pero como para gustos, los colores, el inquilino se ha quedado con gran parte de la casa y habita la suite. Habitar, es un decir, que lo cierto es que aún casi nadie se lo ha cruzado los pasillos.
Y al Desalojado, que vive cual alma en pena, no hay quien se le acerque. Su humor de perros y su actitud de ‘me enfado y no respiro' han hecho desplegar su ira contra todo y todos. Deseoso de protagonismos, a cualquier precio, se dedica a hacer ruido para llamar la atención, no sólo en casa, sino también en el resto del vecindario. Y si de paso consigue captar alguna ‘ayudita' para poder volver a recuperar su suite, mejor que mejor…
Los murciélagos nunca duermen…