Debo tener cuidado, ahora que tengo tiempo libre, de no sentarme a tomar unos tragos de vino junto a algún esquinero solitario, de esos que piden para copas a las doce del mediodía. Indolentes, se calientan al sol de la pravera, aunque estos días sólo aspiran a que pase la tormenta, mientras reman para salvar las mantas y cuatro cartones.
Debo tener cuidado que si te coge el sueño te pueden tomar indigente, y ponerte en la tele, para vergüenza de tu familia, que dirá en qué te has metido esta vez. Ojo, que los indolentes van a aumentar en esta España ‘decente'. Pero no pasa nada. Hay que darle la bienvenida a la crisis.
¿Cómo que no? Zapatero nos va a pagar cuatrocientos euros, nos van a financiar la ampliación de la hipoteca, van a aumentar los gastos sociales, vamos a vivir en una España que va a repartir la riqueza entre todos, estamos más preparados que cualquiera para la crisis. Este va a ser el mejor de los mundos. Debemos de dar la bienvenida a la crisis, que gracias a este gobierno, España se va a salvar de todas las acometidas del paro, la inflación, el estancamiento económico, la frialdad del creciento y otros males.
Después del últo discurso de Zapatero, yo creo que la crisis es lo mejor que nos puede pasar. Hay que desear que venga pronto, la esperamos con el pecho abierto, henchido de orgullo patriótico. Lo único que debemos temer es quedarnos dormidos en una plaza, como los gatos al sol, para que los rayos ahuyenten el frío de la muerte. Porque si te despistas viene una tele y te toman indigente. Aunque a lo mejor es bueno. La Pávez podía haberse convertido en un ejemplo encarnado de lo que viene: la España de la subvención. Ha perdido una otunidad. Y eso que es una actriz inmensa.
ALFREDO URDACI, PERIODISTA
