Poko frecuente presenta un nuevo sote publicitario: el cuerpo. Es lo que ellos llaman 'publicidad a flor de piel'. Repasamos los ejemplos más exitosos de este nuevo arte del advertising.
Los nuevos anuncios no se verán en televisión, vallas publicitarias o Intet, se podrán contemplar cuando su tador salga a la calle. Es, ‘la publicidad a flor de piel', tal y como la ha querido definir su creador, es el bodypainting publicitario, personas cuyos tatus de tinta venden marcas. Este nuevo sote actualiza la idea del hombreanuncio (asociado a la arcaica agen de un hombre enfundado entre dos carteles o repartiendo folletos disfrazado de pollo) para convertirlo en un hombremarca. ‘Es quizá el sote completo de cuantos ha conocido la publicidad: llamativo, novedoso, móvil, interactivo, cercano, inteligente y ecológico', apostilla Joan Alvares, pulsor de Sote Coral.
Un sistema que no acepta discrinación alguna; altos, bajos, gordos, flacos, blancos, negros,… cualquier persona mayor de edad puede ofrecerse como sote. Será el anunciante quien, en función de su target y del mensaje que quiera dar en cada momento, pedirá los perfiles que precise. La única condición: ‘que sean personas extrovertidas y que, su trabajo o estilo de vida, frecuenten sitios concurridos'.
Frente, manos, brazos, espalda, torso… cualquier parte del cuerpo es susceptible de convertirse en sote si cumple los requisitos de visibilidad. El sote coral llega a espacios vetados a los sotes convencionales. ‘Para promocionar un libro en una biblioteca puedes repartir flyers a la salida de una biblioteca o entrar en ella con el título tatuado en su frente', señala el director de Poko Frecuente, Daniel Aguirre, a modo de ejemplo. Aguirre recuerda que, en todos los casos, la publicidad ‘es temal, normalmente contratada un período de un mes' y que en ningún caso se considerarán propuestas para tatuar una marca de forma permanente.
Salvo los mensajes políticos o religiosos, sexuales o publicidad de tabaco o alcohol, todo entra dentro de los límites de Poko Frecuente.
Cuatro casos de éxito
