El líder del PP sigue con sus cambios aunque no da nombres sobre su futuro equipo. Una indecisión que le ha transformado en el actor principal de los medios de comunicación y que le ha llevado a enfrentar más de una paradoja informativa. La principal es que esta mañana El País le apoya en su nueva ruta como oposición constructiva, al tiempo que El Mundo, su otro valedor, pide su salida. ¿Y Federico Jénez Losantos? Lo tiene claro: Mariano Rajoy obedece las órdenes de El País y la Cadena Ser.
Esta mañana El País publicaba un editorial en el que de manera velada, daba ános a Rajoy para seguir adelante con sus reformas. El diario de Prisa se muestra especialmente favorable a la nueva oposición de Rajoy que vota a favor del trasvase del Ebro y negocia con el PSOE la reforma del Poder Judicial. El buque insignia de los Polanco en varias otunidades ha tirado un capote a Rajoy en esta guerra que mantiene abierta con los medios conservadores.
‘Entretanto, algunos de los viejos modos de hacer política están siendo abandonados. Los populares han votado a favor del minitrasvase a Barcelona, en un gesto que, entre otras razones, pretende corregir la agen del PP en Cataluña. Y otra parte, prosiguen las negociaciones con el grupo socialista para alcanzar un acuerdo en materia de justicia. Pese a los ataques de sus antiguos aliados mediáticos, Rajoy se ha mantenido firme hasta ahora en ambas decisiones', indica El País.
¿Y El Mundo? Pues enésa vez critica los cambios del líder popular y discretamente le pide que de paso a las nuevas generaciones e incluso que vuelva a contar con los históricos del gobierno de José María Aznar. En uno de sus artículos de esta mañana el diario sugiere la petición de los líderes del PP que abogan nombramientos rápidos en la cúpula del partido para que sustituyan a los renunciados Ángel Acebes y Eduardo Zaplana.
Mientras la COPE a lo suyo. Ayer Federico dijo que Rajoy seguía los dictados de la Cadena Ser y Prisa y esta mañana, ha vuelto sus fueros con su nuevo monotema. Mientras Mariano se encuentra sumido en la más grande de las paradojas. Sus amigos, quienes le apoyaron cuatro años y quienes intentaron con éxito dictar los temas con que se debía hacer oposición, son los que piden su salida. Y sus enemigos, a los que el PP negó entrevista previa a la campaña electoral de las pasadas municipales, le apoyan ahora en sus cambios.
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