El vecino del prero A, que es hermano del que habita el quinto D y a la vez pro segundo de la anciana del segundo A, quiso convertirse en un señor Cuesta cualquiera, osease, presidente. Pero el del tercero B, intíso amigo de la anciana del segundo A (que a su vez es pra segunda del vecino del prero A), también quería tan altíso cargo. Y claro, como para eso están los amigos, la entrañable anciana, apeló a su pro segundo (el del prero A), y a los favores que le debía, para que éste desistiera en su empeño. Para ello, amenazó con sacudir migas desde su terraza y encharcar las plantas, cada vez que el candidato tendiera la ropa. La amenaza funcionó y otra vez más, se quedó sin cumplir su gran sueño. Y como dijo una amiga, este sector es tan endogámico, que si tuviéramos hijos, serían tontitos…
Los murciélagos nunca duermen…
