Miguel Ángel Martínez García es uno de los tantos Paciente Trasplantados que cada año en España vuelve a nacer y marcan un antes y un después en su vida. La solidaridad de una personas anóna les devuelve, entre otros muchas cosas, la calidad de vida y las ganas de vivir… 'Viví ese momento como un cambio radical, como 'el día y la noche'. No tenía que estar pendiente de una 'máquina', se elinaban las restricciones de líquidos que tantos problemas me causaban y la alentación se volvía menos restrictiva'.
'Sentí una enorme alegría al orinar después de 15 meses sin poder hacerlo, fundamentalmente que eso significaba que un riñón comenzaba a funcionar otra vez. Sin embargo esa alegría inicial se volvió angustia cuando 6 meses después pasé una revisión y perdí mi pensión contributiva incapacidad laboral. Según el Tribunal me habían curado del todo, cuando la realidad era que, ni aún trasplantado, podía hacer mi trabajo, mecánico de camiones. Año y medio después la justicia me ha dado la razón pero, como yo, muchos Pacientes renales tenemos que acudir a los tribunales para no perder esta prestación.
Aún así, el trasplante me ha permitido disfrutar de nuevas alegrías, como el naciento de mis nietas, disfrutar más de la vida. Todo esto me lo hubiera perdido si España no fuera un país puntero en donación y trasplante de órganos. Por todo ello, quiero enfatizar la tancia que tienen las familias ANÓNIMAS a la hora de ceder los órganos de un familiar ANÓNIMO recientemente fallecido'.
