EL DESPARPAJO

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Está barato, es el eslogan de una campaña que he escuchado en alguna radio. Está barato podría ser el reclamo para buscar ministros cuando se precise. Ahora se pide poco para ocupar ministerio como titular. En algunos casos no hay ni siquiera sede. Se exige buena presencia, como en los anuncios de antes. ¿Se han fijado que no hay ministras gordas? Para ellas, para las orondas, no existe paridad. Este gobierno no tiene ninguna Elvira, mujer eficaz, sobradamente preparada, y con unas tablas en gestión que ha demostrado allí donde ha pasado, y ahora en la Asamblea de Madrid. Ahora para ser ministra se pide buen te, sanas hechuras, una buena percha, y si es preciso y se quiere subir en el escalafón político, mucho desparpajo. Lo tiene Bibiana, de sobras, de largo. Lo tiene para dar y regalar. Para explicar la mamarrachada de las ‘miembras' ha mentido. Ha dicho que fue un ‘préstamo' (así lo llamarían los de la academia) del español que se habla en América, pero es falso. Ningún americano, desde Veracruz hasta Iquique o la Tierra de Fuego tiene constancia de ese uso necio del español. Pillada en el renuncio propone que sea la Academia la que modifique el criterio lingüístico y admita el palabro en su diccionario. Ahora hemos descubierto la cualidad fundamental para ser ministro, para sostenerse como tal y para medrar en la vida política. Dicen quienes la conocen de cerca que esta mujer hará carrera política. Porque es desinhibida, y tiene lo que hay que tener: un desparpajo sin vergüenza para convertir sus errores en campañas políticas. Estoy seguro de que Zapatero la admira, que en el fondo es como él.

ALFREDO URDACI, PERIODISTA

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