MALENI, EN EL CALLEJÓN DEL GATO

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Maleni es un monumento a la igualdad. Mientras los ministros se inclinan una estética gestual en la que pra lo ‘femenino', ella nos recuerda que hay otras maneras, y que la rudeza y los malos modos no son privativos de un carácter machista y de una genética masculina.


Maleni
tuvo una actuación muy presentable. Me perdonarán los transtistas, quienes guardo un afecto labrado en años de autostop las carreteras nacionales y algunas extranjeras, en especial la que va a París. Me perdonarán digo, que fue como si la señora ministra hubiera aparcado el Barreiros en la puerta de la carrera de San Jeróno, y después de echar un buen escupitajo a los pies de los leones se hubiera subido a su escaño.

Maleni es de momento la única ministra que es capaz de amenazar con aquello tan macarra de ‘eso no me lo dice usted en la calle', que le arreo una demanda en la entrepierna. Cada vez que habla, tenga o no dificultades, es como si hubiera pasado el callejón del gato, y se hubiera quedado presa en alguno de los espejos que deforman la percepción. Maleni gasta un estilo ejemplar. Al menos sirve para saber lo que nunca se debe hacer.

ALFREDO URDACI, PERIODISTA

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