AL DESPERTAR, LA RECESIÓN SEGUÍA AHÍ

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Terminados los fastos de la intervención estatal, las cosas siguen más o menos en su sitio. Hemos apartado al niño del precipicio, tan solo unos centímetros, mientras otros se afanan llegar y mirar el fondo del abismo. Alto riesgo. Los comedores sociales están llenos. Sería bueno que el gobierno, además de dar dinero a los sátrapas cubanos, tuviera en cuenta que la red social más firme para enfrentar esta crisis es el respaldo a Cáritas y a Cruz Roja, ausentes del discurso oficial. Porque es verdad que hay que apoyar a los banqueros, y darles confianza para que presten, pero hay otros que han perdido todo el crédito, han quebrado, y han dejado a miles de familias en el paro. La crisis va a tener otro efecto sano: el poder socialista  y sus terminales televisivas se van a olvidar, espero, un tiempo, de su campaña contra la Iglesia católica. Pensar que el blindaje bancario ha concluido con la crisis es sufrir un espejismo atroz. Nuestra crisis económica no ha hecho más que empezar. Es posible que llegue el día en que las soluciones adoptadas para salvar a los bancos nos parezcan un lastre insotable. Dice el gobierno que todo esto no costará nada. ¿Alguna vez algo que haya hecho el gobierno no nos ha costado dinero?

ALFREDO URDACI, PERIODISTA

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