EL CAPITALISMO VENCIDO POR LA CODICIA

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Mucho ha trabajado el presidente Zapatero y la diplomacia española para lograr una silla, con voz y voto, en la Cumbre  Económica que se celebra este sábado en Washington. Teóricamente, ésta es la prera de una serie de reuniones a programar, donde los 21 países más ricos y emergentes del planeta tendrán que analizar básicamente dos cuestiones: prera, qué han fallado todos los mecanismos de alerta y de control para prever la debacle económica de densiones planetarias; segunda, la contaminación corrupta de las agencias reguladoras del mundo financiero y la inconmesurable avaricia de sus ejecutivos y de los banqueros que trabajan con ellos. Gobiernos de todo el mundo, incluido el español, han atado billones de euros para procionar liquidez a los bancos que empezaron a hundirse en la segunda mitad de este año. El pánico era que millones de familias, en el mundo, se quedaran en la indigencia, sin trabajo ni casa.

Este dinero estatal supuestamente debía destinarse directamente a ayudar a familias y pymes para así evitar la parálisis total de la actividad económica real. Sin embargo, a menos de un mes de las astronómicas inyecciones dinerarias atadas de urgencia los distintos gobiernos, al menos aquí en España, el ministro Solbes reconoce que ‘el apoyo a los bancos todavía se nota poco en las familias y empresas'. Si bien Solbes tranquiliza a la población asegurando que ‘la banca dispone ya de liquidez para préstamos a familias y sociedades no financieras'. Ahí está el quid de la cuestión. En que la ciudadanía perciba, cosa que hasta ahora no ocurre, que lo suyo está asegurado y fuera de peligro. Y que ese dinero del Estado, que es de todos, no sirva finalmente para ayudar a que la Banca incremente sus beneficios, sino que revierta en el flujo sanguíneo de la economía real.

Llamaría poderosamente la atención que los mismos que se han repartido ingentes beneficios en operaciones virtuales, hundiendo a las empresas financieras gestionadas ellos, sean ahora los encargados de administrar el dinero del salvamento. Indignan los casos de bacanales y fiestas de ejecutivos de Lloyd y de AIG celebrando a lo grande los rescates financieros, mientras millones de ahorradores engrosan las filas de la indigencia. Los más sólidos economistas sociales coinciden en que esta crisis mundial hiere de muerte al sistema del capitalismo salvaje, donde la codicia sin control ha sido durante décadas el único motor vigente. España tiene fuerza propia para acudir a la Cumbre de Washington y explicar allí nuestra experiencia desde principios de la década del 2000, cuando una serie de abusos de banqueros avariciosos obligaron al Banco de España a apuntalar el sistema financiero con provisiones anticíclicas que, a la larga, han blindado nuestra banca, haciéndola más fuerte hoy que la del resto del mundo. En este sentido, Zapatero y Solbes tienen mucho que atar. Y es bueno para España que estén allí.

Concha Minguela

Directora de Gente en Madrid

http://www.gentedigital.es/

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