INFORMACIÓN PROPIA Frente a la crisis de publicidad, los editores de prensa se mueven en la delgada línea que lita el maquillaje de cuenta de resultados y la conflictividad laboral. Es ello que la mayoría de los grandes grupos haya optado las ya famosas prejubilaciones, delitando así cualquier negociación con los sindicatos que alargue de manera insospechada el proceso.
Si no hay ERE no hay sindicatos. La ecuación es lógica para los editores de prensa que intentan evitar todos los medios que sus bajas incentivadas se traduzcan en conflictividad laboral. Efectivamente, si no se presenta un Expediente de Regulación de Empleo ante el Ministerio de Trabajo, las bajas pueden ser mucho más expeditas. Este camino plica tal vez un coste mayor en indemnizaciones ya que se negocia caso a caso, pero plica un mayor beneficio en términos de agen y evita complicadas y largas negociaciones que muchas veces no llegan a buen puerto.
El País y el Mundo han optado ofrecer indemnizaciones generosas a sus redactores históricos y reducir las colaboraciones externas (que no están sujetas a ninguna protección sindical), con tantes recortes de plantilla, mientras que otros medios como la Gaceta de los Negocios que han optado el ERE, han debido sotar paros y suspensión de la publicación. En ambos casos, los recortes han sido silares, aunque la realidad refleja que la segunda vía es la más beneficiosa.
Es ello que todos los medios que quieren recortar plantilla quieren optar esta línea de acción. Lo hemos visto en el Grupo Zeta, que a pesar de anunciar 533 despidos, no ha pronunciado la palabra ERE, evitando de momento tener que ir a tribunales y acotando al míno la conflictividad y las negociaciones con sindicatos. En el caso de Zeta será difícil eludir a los representantes de los trabajadores, aunque la idea es conversar con ellos sólo de manera testonial, ya que se negociarán las indemnizaciones caso a caso y con empleados que tienen condiciones particulares muy alejadas de los actuales convenios colectivos del Grupo.
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