Servedia ya tiene libro de estilo. Periodismo social. El compromiso de la información. No es el prero sobre periodismo, claro está, pero sí el prero que habla de un periodismo social con todas las letras y de forma tan explícita. Hoy más que nunca surge la necesidad de agrupar en apenas 200 páginas cómo tratar temas como la discapacidad y la dependencia, la violencia de género, la inmigración, la moral y la religión… ¿no lo hacemos bien? Pues parece que no.
Periodismo social. El compromiso de la información. Un compromiso de los periodistas madrileños de la mano de Fernando González Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, que bajó a la presentación con un grupo de estudiantes de periodismo que se encontraban en la APM (una clase magistral de periodismo social nunca viene mal justo antes de salir de la Universidad). También un compromiso de la Fundación ONCE que contó con la presencia de Alberto Durán, vicepresidente prero ejecutivo, de El Corte Inglés que ha patrocinado la ya sexta edición y de Servedia, artífice del manual y que contó con la presencia de José Manuel González Huesa, quién repitió en varias ocasiones el apoyo de su redacción a esta iniciativa.
‘Es tan tante lo que se cuenta como el cómo se cuenta‘, apuntó Alberto Durán y, aunque ‘toda noticia tiene un componente social, hay algunas que son más sociales que tocan a las personas’. Lo dijo Urbaneja, ‘el contrato entre editor y periodista‘ no es horas, ‘sino intelectual, de riesgo, de seleccionar lo que se trata y cómo se trata‘. ‘No es una relación de ordeno y mando‘ eso es necesaria una ‘declaración de principios, de cómo se deben hacer las cosas‘. Además, el periodista también debe adquirir ese ‘compromiso‘ con ‘los lectores’ que ‘sin ellos no funcionaría’.
Y es que el presidente de la APM es un viejo sabio de estos manuales que ya participó en el prero que editó El País y sabe de la responsabilidad de los periodistas con la sociedad, responsabilidad que se eleva a la enésa potencia cuando hablamos de periodismo social, de colectivos no siempre bien reflejados en los medios, quizá desconociento (hablar de minusválidos e inválidos en lugar de persona con discapacidad física), quizá que venden más ‘los sin papeles’ que ‘las personas inmigrantes sin documentación’, quizá que es más morboso hablar de moros, islamistas, locos y negros que hacerlo con los términos adecuados, quizá que los titulares no se pueden alargar…
Lo cierto es que a nadie le vendría mal una lectura rápida del libro. Si bien el director general de Servedia habló de tres públicos objetivos: estudiantes de periodismo, recién licenciados que empiezan con sus preros trabajos y periodistas que ejercen la profesión desde hace más tiempo, y empresas que hacen de su RSC un valor añadido; en el día a día ‘todos comunicamos, todos somos comunicadores‘, apuntó el representante de la Fundación ONCE, lo que para todos se edita este libro, ‘que la tertulia después de comer también es una vía de Comunicación‘.
Ahora sólo queda esperar que en Servedia se cumplan las premisas del libro y que quiénes lo lean, aunque no tengan la obligación de respetarlas, hagan de él, al menos, un manual de consulta contar lo mismo pero con mayor respeto. Para los catalanes también hay una edición traducida.
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