MATONES SIN PREPARACIÓN Y CIERRE DE BARES

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Gallardón, el alcalde Madrid, sigue cerrando bares de copas. Tras la muerte del joven estudiante Álvaro Ussía, a manos de un energúmeno de casi dos metros, que al parecer se sobrepasó, siempre presuntamente y según testigos presenciales, entre ellos un juez, con el joven estudiante, los responsables municipales de hacer cumplir la normativa de discotecas y locales de copas, han despertado de su letargo y empiezan a ver la fatalidad. Da miedo pensar que, en muchas de estas salas, auténticos sacos de músculos, sin  formación adecuada, son colocados discrecionalmente a las puertas, sin otra función que resolver los altercados según su libre albedrío. La chulería y el macarronerismo de muchos de estos individuos, amparados los dueños de locales, que han mirado siempre para otro lado, ha alarmado a la población madrileña que siente escalofríos solo de pensar que sus hijos, en su ocio nocturno, pueden caer en manos de semejantes matones. No todos son de la misma calaña.

Pero tras el suceso del Balcón de Rosales, a cuyas puertas murió Ussía, y que acumulaba 51 denuncias de diversa índole, 14 inspecciones y 7 peticiones de cierre, se ha ido descubriendo que otras grandes salas madrileñas, como La Riviera, Macumba, Moma, But, Randhal, Top Gat, Dragos, acumulaban, algunas de ellas enca de cien denuncias. No todas en la misma proción, pero las quejas van desde venta de alcohol a menores, tráfico indiscrinado y semiconsentido de drogas, que incluyen a camareros, relaciones públicas, teros, discjockeys, y personal circundante a los centros, ruidos, callejería en los alrededores, etc.

Desgraciadamente se sabía, desde hace años, que mafias de españoles y extranjeros, entre ellos jóvenes de países del este, muchos ex militares y ex vigilantes jurados, son captados en gnasios de élite para, supuestamente, ‘mantener el orden en los locales nocturnos juveniles'. El Consejero de Interior de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados, ha admitido esta semana que para desempeñar tal función, es necesario tener una mína preparación psicológica, ya que los jóvenes con frecuencia abusan, cuando menos del alcohol, y en estos casos la profesionalidad es esencial. Temple, trato psicológico, saber separar y deshacer las estúpidas espirales de violencia, es la función de los encargados de la seguridad tanto dentro del local como en las puertas. Viendo a muchos de ellos, y su chulesca y provocadora actitud, parecerían estar colocados allí justamente para lo contrario. Tanto el alcalde, como la Presidenta de la Comunidad, sensibilizados con esta últa muerte, que se suma a otras anteriores, han asegurado que a partir de ahora la vigilancia será extrema y que estos ‘teros' tendrán que pasar una formación adecuada para el cargo. Un poco tarde, y un poco sospechoso, cuando ha tenido que morir un alumno de un buen colegio de Madrid, para que las autoridades tomen cartas en el asunto.

Concha Minguela

Directora de Gente en Madrid

http://www.gentedigital.es/

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