Está demostrado que los ingresos psiquiátricos, las conductas de riesgo, los trastornos sexuales y la agresividad, en general, aumentan en tiempos de crisis. En Estados Unidos que van delante también en este tipo de experiencia saben que los ingresos hospitalarios psiquiátricos aumentan un diez ciento en tiempos de depresión la crisis o que aumentan sobremanera las consultas estrés financiero. En definitiva, las alarmas estulan al ser humano hacia la prudencia, muchas veces exagerada, pero también hacia las adicciones a las bebidas y a las drogas. Algunos autores aseguran que el paro aumenta el riesgo de muerte cualquier causa en un quince ciento. Ante esta situación sería bueno dormir bien.
Si notan tristeza, pesismo, falta de ilusión, desesperanza, valoración negativa de uno mismo, percepción sombría del futuro. Tendencia al llanto, pérdida de memoria y lentitud en el proceso del pensamiento. Falta de apetito, apatía, falta de energía, capacidad de decisión, trastornos del sueño y disminución del deseo sexual, entonces estamos ante una posible depresión.
Por eso quiero darles una entrega informativa sobre recomendaciones generales para el tratamiento con fármacos antidepresivos. Lo prero consiste en informarse bien sobre el tiempo de latencia del fármaco, la posología, los efectos secundarios.
La elección del fármaco vendrá determinada los efectos secundarios, la existencia de otras patologías médicas en el paciente o de otras medicaciones que puedan tener interacciones.El tratamiento se iniciará en dosis progresivas y no será hasta el sépto o déco día cuando el paciente estará tomando dosis terapéuticas.
El psiquiatra cambiará el tratamiento si pasadas 6 u 8 semanas el paciente no advierte mejoría de ningún tipo. Si el resultado es bueno y era la prera crisis del paciente se recomienda seguir con el tratamiento durante 612 meses.
Cuando el trastorno es recurrente se recomienda mantener el tratamiento que ha funcionado durante 35 años y en los casos de personas mayores de sesenta y cinco años deberá seguirse indefinidamente.
Estamos en tiempos que la Biblia calificó de pestilentes. La pestilencia es una plaga que, en este tiempo de la Historia, no se huele pero está en el ambiente. De la misma manera que como decía el paradigmático William Blake, el que "desea y no actúa engendra pestilencia". Es lo que hay, Actúas o te pudres. Seguro.