Medicina Individualizada ¿nueva clave?

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Los datos muestran una nueva realidad para las compañías farmacéuticas mundiales en el campo de la investigación y es que las aprobaciones de nuevos fármacos parte de las autoridades sanitarias no han ido en proción con el esfuerzo económico, humano y mediático de los laboratorios en el ámbito de la Investigación y el Desarrollo farmacéuticos. La industria internacional apuesta una segmentación mayor del público diana.

 

El descenso en el número de autorizaciones de nuevos medicamentos ha ido disminuyendo desde principios de los años noventa a pesar de que el gasto en I+D se había multiplicado en países como Estados Unidos donde la eficacia de los nuevos tratamientos no cumple en la mayoría de ocasiones con las expectativas de las farmacéuticas e incluso en ocasiones las reacciones adversas provocan un considerable centaje de hospitalizaciones (5%).

Parece pues que la MI (Medicina Individualizada) se convierte en la mejor alternativa de cambio para una I+D farmacéutica en crisis y que como explica el Director del Instituto Roche, Jae del Barrio 'la solución puede pasar el desarrollo y aplicación de estrategias de prevención, diagnóstico y tratamiento mejor adaptadas a las particularidades genéticas y moleculares de cada paciente concreto'.

Las autoridades sanitarias reguladoras como la FDA o la EMEA no se están quedando atrás y ya contemplan la MI no sólo como una otunidad sino como una necesidad que contribuya a un aumento de la eficiencia en el desarrollo de nuevos fármacos. En la actualidad, de las moléculas que entran en Fase I sólo se registran un promedio de un 11% siendo en esta área de mejora en la que pueden atar mucho los biomarcadores y el resto de técnicas genómicas.

Por este motivo el director del Instituto Roche defiende que ‘debemos apostar segmentar esa población, desarrollando fármacos dirigidos a subpoblaciones de pacientes con características determinadas' también apuntó que estas acciones conllevan a un considerable ahorro económico y de tiempo y a una mayor acotación de las poblaciones de ensayo, reduciendo así la tasa de fracasos, en definitiva, una reducción en los costes.

Tal y como concluye el Dir. Jae Del Barrio, ‘lo que en un prer momento puede parecer una reducción considerable del mercado de un fármaco, a largo plazo puede conducir a un tamaño de mercado (en unidades vendidas) muy silar (menos pacientes pero mayor penetración del mercado, mayor adherencia al tratamiento y mayor duración del mismo)'.

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