CAMBIAR EL MODELO ECONÓMICO ESPAÑOL

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Arrecia el debate entre economistas sobre el modelo económico español, ¿ qué hemos llegado a una crisis más profunda que en Europa? No se ha querido reconocer el error de modelo. Los periodistas hacíamos preguntas, desde hace años, sobre la inconveniencia de basar nuestra economía en la construcción y en el turismo. Nadie previó una crisis planetaria, pero algunos teóricos y economistas sí escribían desde 2004 sobre la falta de futuro del modelo productivo español. Baste recordar que en España se han construido más viviendas que en la suma de media Europa, incluyendo Francia y Alemania. Los críticos han insistido en la necesidad de enfocar nuestra economía hacia producciones de mayor valor añadido. Lo han hecho países como Finlandia, Irlanda, se sabe cómo.

No es fácil abandonar la construcción para hacer chips. No se hace de un día para otro. Pero es urgente sentar las bases de una nueva economía. Hacer nuevas viviendas para conseguir que los parados de la construcción, que son la mayoría, vuelvan a trabajar, es dilatar el problema. No se llenan las viviendas recién construidas. ¿Quién va a comprar las subvencionadas cuando aumenta dramáticamente el número de parados? De entrada, se debería comprar un billete de avión y dar dinero a los inmigrantes, que son la mayor parte de la mano de obra de la construcción, para que vuelvan a sus países. Allí tendrán una red de familiares y amigos en qué apoyarse, y dejarán de pagar la letra del piso, o alquileres desmesurados. Pero hay que contarles claramente la dureza de los próxos dos años. 

Mientras tanto hay que cambiar el modelo económico, como sea, ya. Basarlo en trabajadores con formación que, casualmente, son la mayoría de los parados españoles. Con valentía. Y dejar de dar vueltas a una pelota que lleva 14 años dando vueltas. Puede que la dureza de hacerlo reste votos a Zapatero para ganar las próxas elecciones. Pero si de verdad tiene vocación de político, que a la postre es vocación de servicio público, quedará como el presidente que tuvo la valentía de poner los puntos sobre las íes. Con el tiempo se le reconocerá, todos se lo agradeceremos, y olvidaremos su etapa de discursos voluntaristas. Para eso hay que ser muy valiente, y olvidar la máxa política de pensar en el corto plazo para ganar las próxas elecciones, que rigen el devenir de los partidos políticos. ¿Encontrarán los economistas antes la solución si dejan de pensar que ésta no debe dañar la agen del gobierno de cara a las próxas elecciones?

MIGUEL CIFUENTES, PERIODISTA

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