El magistral itinerario, tan labrado, los caminos de la literatura, le ha llevado a J.J. Armas Marcelo a escribir en la últa de ABC sobre la risa. El escritor grancanario, como siempre, ha diseccionado una de las características del único mamífero con capacidad de reírse, el hombre. Cosa, cierto, que se une a otra que recuerda la antropología más básica, la de ser capaz de organizar y celebrar fiestas. Porque la risa es al hombre como la fiesta es una de las capacidades comunitarias del ser humano más sociales.
Habrá que tomarse las cosas con mucho más sentido del humor. Es cierto que los seres más estables, esos equilibrios anímicos entre pasiones, emociones y sentientos, son más felices. Con una cuenta corriente en números rojos ¿Se puede tener sentido del humor? Pues… ¡Claro que sí! Este, claro que sí, ha salido del fondo del ordenador en el que escribo, ni siquiera es producto de la reflexión, sino claramente de la conclusión más fáctica. Soren Kierkegaard, en Estadios en el camino de la vida, '¿Culpable? ¿No culpable?', escribía que la seriedad mira a través de lo cómico, y cuanto más profundamente se alza desde abajo tanto mejor, pero no interviene.
Naturalmente, no considera cómico lo que quiere en serio, pero sí puede ver lo que de cómico hay en ello. De este modo lo cómico depura lo patético, y viceversa, lo patético da énfasis a lo cómico. Por eso, lo más devastador sería una concepción cómica configurada de tal modo que secretamente actuase en ella la indignación, pero sin que, de pura risa, nadie la notara. La vis cómica es el arma que exige mayor responsabilidad, y eso tan sólo está sustancialmente a disposición de quien posea el pathos correspondiente. Quien ejemplo sepa dejar en ridículo a un hipócrita, también podrá aplastarlo con su indignación. En cambio, el que quiera emplear la indignación y no posea la correspondiente vis cómica sucumbirá fácilmente a la declamación y resultará cómico él mismo.
Quede constancia lo escrito, en esta columna, como homenaje a aquellos escribidores, eruditos, cronistas, periodistas, articulistas, columnistas de postín y compañeros de alta pluma que, unos más que otros, faltaría más, consiguen trasladar con perspicacia el humor y la comicidad que rezuma el esplendoroso momento de 'sálvese quien pueda'. Y no se olviden de que, en consecuencia, la mejor póca y ungüento del momento es el de Armas Marcelo, la risa. "Un gesto de agradeciento a la vida". Seguro.
