Arrecian las turbulencias financieras, seis mil personas se van al paro diariamente en España…vamos para casi cuatro millones de desempleados, mucha gente no tiene con qué pagar su hipoteca y los bancos siguen haciendo jeroglíficos para decir que dan, pero no dan, los créditos que el Gobierno Central avala y presiona para que lleguen a sus destinatarios finales. Y en medio de todo esto, el PP patas arriba, con una Comisión de Investigación abierta en la Comunidad de Madrid para esclarecer quien espía a quién y con qué fines. Un consejero madrileño destituido, López Viejo e inmerso en una supuesta trama, de corrupción o financiación ilegal, según se mire, en la que está presuntamente involucrado, al menos según todos los indicios, Arturo G. Panero, el alcalde de Boadilla del Monte (una de las poblaciones más ricas de la Comunidad de Madrid y con el suelo y la vivienda más caras), además de otras treinta y siete personas, según las diligencias del omnipresente juez Baltasar Garzón, que plican a empresas organizadoras de eventos para el PP nacional, y parentescos sententales y maritales entre algunas concejalas y empresarios, supuestamente, trincones. Un alcalde con amistades peligrosas con el empresario Correa, nexo de unión que le lleva, no solo a la Comunidad de Madrid, sino hasta el mismíso Fabra, presidente de la Diputación de Castellón, el PP, y a relaciones contractuales, a través del mismo empresario Correa, con el PP de Andalucía. Un lío tremendo, mejor dicho dos, uno en el PP de Madrid y otro en el PP nacional que, afortunadamente para un Estado de Derecho, ya está en los tribunales y sus respectivos jueces, Garzón, de la Audiencia de Madrid, y Sierra, de la Comunidad de Madrid, están investigando. No sirve de nada buscar coincidencias en el tiempo, la aparición de los escándalos en tiempos electorales, vascos y gallegos.
Lo tante es si hay o no hay hecho, y en caso de que lo haya, que la justicia garantice llegar hasta sus últas consecuencias y castigar a los culpables que, en caso de que ejerzan cargos políticos se tendría que traducir en inmediatas disiones. Y como siempre, y para no variar, el trincherismo mediático. Esta semana, tertulianos de un bando y del otro, se lanzan los habituales cuchillos, pero un poco más afilados. Como a muchos les va el sueldo en ello, pues los nervios se pierden y dan lugar a escenas lamentables que rayan el insulto personal.
Mientras las tadas del mundo occidental abren unánemente con la crisis y las medidas a tomar así como las reuniones de los ministros de economía y sus diagnósticos sobre la profundidad y duración de la misma y sus consecuencias. Aquí, la prensa nacional se divide, entre la sesión de Control del Gobierno y el buen semblante de Zapatero y la caza y captura del PP. Pero atención a los dos grandes periódicos nacionales que contraponen: mientras El País muestra las caras compungidas de Rajoy y Cospedal (para El País, Granados, Ignacio González y la mismísa Esperanza Aguirre, ya parecen piezas cobradas y engullidas para la supervivencia del PP nacional) El Mundo, haciendo contrainformación a su competidor, nos muestra unas fotos de dos jueces vestidos para cazar (sic). Garzón y Bermejo (hoy Ministro de Justicia) se fueron de montería en plena "Caza del PP". Dejémonos de infantiladas. O hay hecho o no hay hecho y para investigar están las instancias judiciales y a tenor de las diligencias emprendidas, indicios hay para aburrir. En qué ocupen su tiempo libre un par de colegas jueces que podrían tener amistad de tiempo atrás, no nos interesa lo más míno. Darle densión de tada de diario nacional es más que cuestionable desde un punto de vista profesional. Pero, no nos sorprende demasiado que desgraciadamente ya estamos acostumbrados a estas jugadas y otras peores.
Y en medio de todo esto, los propios políticos pierden a veces los nervios, que es lo que parece que ha sucedido entre el regidor de Móstoles, Esteban Parro, hombre al que conozco de cerca y que para nada parece un agresor de mujeres y Paz Martín, a la que también conozco y para nada parece vícta de la supuesta "misandria", (odio desmedido a los hombres) otra estupidez, fruto del nerviosismo, que parecen haberse inventado algunas diputadas populares de Móstoles. Señores y señoras, mantengamos la compostura que, lo que se espera ahora mismo de los políticos es que arren el hombro, que trabajen atando ideas y soluciones para que la ciudadanía pueda volver a confiar en el sistema bancario y en la política de empleo.
Concha Minguela
Directora de Gente en Madrid
