Decir de Ausbanc que cobra la publicidad en su revista, las suscripciones de sus socios y hasta el acceso a todos los contenidos de su web… es casi lo mejor que se puede decir de ellos. Pero es que ahora han dado un nuevo paso en su mezquindad: están tramando una especie de demanda colectiva contra Telefónica una avería que afectó a algunas líneas en Extremadura hace más de un año y para sumarse a la demanda, invitan a los afectados a llamar ¡a un 902! Este Luis Pineda es un hacha buscando fuentes de financiación.
Esta pseudo asociación, como saben, que siempre me gusta recordarlo, no puede definirse a sí misma como 'de consumidores', que el Instituto Nacional de Consumo se lo tiene prohibido. ¿Y saben qué? Porque su revista, que, no sin sorna, se llama Justicia y Derecho, vive de cobrarles un puesto revolucionario a las empresas que se anuncian en ella, algo terminantemente prohibido para las asociaciones de consumidores. Y cuando digo puesto revolucionario, sé lo que digo, y también lo saben las empresas que han dejado de pagarles: toda la ira y toda la artillería mediática de Ausbanc cae sobre ellas.
Ahora, como les cuento, se han metido a defender a los extremeños que se quedaron sin ADSL cuatro horas en julio de 2007. Unos clientes a los que Telefónica ya ha indemnizado debidamente tal como la ley contempla y una argucia de Ausbanc para lograr los dos únicos objetivos que hacen vibrar a Luis Pineda y sus secuaces: sacar dinero y salir en los papeles.
