Argentina no tiene ningún reparo en apoyar a su industria nacional para ayudarla a pasar los duros años de la crisis. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha anunciado su tercera versión del plan Mi PC, para financiar ordenadores de fabricación nacional, o sea de marcas nacionales. En concreto, se destinarán 359 millones de dólares a financiar un amplio abanico de equipos, desde tátiles a equipos de sobremesa, que cuestan entre 1.500 y 3.200 dólares. La partida dedicada a la subvención es alta, pero es que el precio de los equipos argentinos dobla y casi triplica al de los españoles.
Carrier y Asociados, consultora argentina experta en telecomunicaciones, comentaba su bienvenida al plan, que ha llegado "en momentos en que el mercado de PC sufre una tante retracción, Gartner prevé una caída del 12% mundial de unidades en 2009, y cuando la oferta local comenzaba a inquietarse la desaceleración percibida en los preros meses del año". La consultora esta que con los fondos del plan se podrán financiar unos 175.000 ordenadores, a un precio medio de 2.000 dólares. "Lo que equivaldría a un 8% de lo vendido en 2008 que, aunque no alcanzará para compensar la caída de ventas de 238.000 unidades de producción local registrada en el 2008, es mejor que nada", añade Carrier y Asociados.
Mientras el mundo navega hacia la liberalización total del comercio mundial, estas prácticas proteccionistas argentinas serían denunciadas en España, o países de nuestro entorno, ir contra el libre comercio. En Argentina se ciñen a sus propias reglas, enca de las internacionales. Baste recordar la expropiación de Aerolíneas Argentinas a Viajes Marsans, aduciendo que daba mal servicio al país. Quien defienda la postura Argentina, podría recordar las veces que China se salta las reglas de la OMC, organización a la que pertenece, mientras el resto de los socios mira para otro lado para mantener sus negocios con el gigante amarillo. En España, las CCAA han realizado subvenciones silares a las argentinas para compra de ordenadores con ayuda del estatal Plan Avanza, sin distinguir entre marcas y procedencias de fabricación de los equipos. Si se hubiera seguido el ejemplo argentino, solo esta ocasión, los fabricantes españoles se hubieran felicitado. Total, solo habría hecho falta que los miembros de los organismos internacionales miraran para otro lado, con alguna leve crítica eso del que dirán, igual que hacen con los chinos. O jugamos todos igual, o hay que cortar la baraja.
SUSANA BLÁZQUEZ
PERIODISTA