Primavera complicada para los alérgicos

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Los alérgicos al polen se enfrentan este año a una intensa pravera con una alta concentración de gramíneas en el ambiente como consecuencia del gran número de lluvias registradas durante este otoño, superiores a las del pasado año, lo que complicará la situación de estos pacientes, especialmente de los que padecen rinitis y asma asociada a esta alergia.  

Los expertos en alergología pronostican una pravera difícil para los pacientes alérgicos al polen, ya que se prevé unos meses de polinización intensa como consecuencia de las lluvias registradas durante los meses de otoño. Así, se espera que este año la concentración de polen de gramíneas superen los 5.100 granos metro cúbico de aire, frente a los 4.000 registrados en 2008. Según las mediciones de los expertos, se califica de ‘intensa' las concentraciones de más de 5.000 granos metro cúbico de aire y leve las que no llegan a 4.000.

En este sentido, el coordinador del Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), Javier Subiza, señaló que las lluvias han aumentado este año, en la Comunidad de Madrid, un 50 ciento más con respecto al año pasado lo que esta pravera pasará a formar parte de las ‘dos o tres más intensas de los últos diez años'.

Ante la virulencia de la alergia, que se manifestará principalmente en la región centro, en Extremadura y el centro de Andalucía, este experto ha recomendado a los pacientes que cumplan su tratamiento para evitar complicaciones y que finalmente deban acudir a los servicios de urgencia. El periodo álgido es el que se comprende entre el 15 de mayo y el 15 de julio, aunque en los últos años se está alargando hasta julio.

Por otro lado, destacó el aumento del número de afectados desde el siglo XX ya que mientras que en el año 1956 se registraba un 0,4 ciento de afectados, mientras que actualmente hay un 20 ciento de alérgicos al polen, y la mayor parte lo son a las gramíneas, seguidos del olivo. De este modo, se ha convertido, según el doctor, en el ‘trastorno inmunológico que más afecta al ser humano', lo que se ha convertido en un problema de salud pública de ‘prer orden' tanto el número de afectados como el gasto que supone.

El motivo fundamental el que se ha producido este aumento es debido a la falta de infecciones y a la excesiva higiene en la infancia, que provoca un cambio en el sistema inmunológico traduciéndose en una respuesta alérgica. A esta mutación se le une la contaminación atmosférica. Las partículas de diesel suspendidas en el aire contaminado se mezclan con las de polen y provocan un aumento del número de alérgicos.

Así se entiende que la prevalencia de esta enfermedad en las ciudades sea entre dos y tres veces superior a la de las personas que se encuentran en el campo, a pesar de que aquí la concentración es mayor. Relacionado con este aspecto también se ha experentado un aumento del número de personas inmigrantes alérgicas que antes no lo eran. Además, se ha incrementado el espectro de edad, de tal forma que puede afectar a personas de todas las edades, cuando hace unos años sólo se encontraba en adultos jóvenes. Sin embargo, el pico máxo se encuentra en ciudadanos de 22 años.

Por su parte, el presidente de SEAIC, Tomás Chivato, destacó la tancia de que las personas que reconozcan los síntomas de la alergia, congestión y dificultad para respirar durante al menos cuatro días a la semana y cuatro semanas, acudan a su médico para conocer cuál es exactamente la alergia que padecen. Según e doctor, un alto centaje de pacientes se automedican pero no se vacunan, sólo un 10 ciento, algo que mejoraría el estado del enfermo y que tras el tratamiento puede llegar a mitigarle e incluso desaparecerle la alergia, que no se han realizado las pruebas pertinentes para conocer el origen de esa alergia.

Asismo, señaló que las personas que además padecen rinoconjuntivitis y asma bronquial, deben recibir un ‘tratamiento integral' que incluya el control ambiental, evitando acudir a la calle en los días en los que haya más concentración de polen; conocer bien los fármacos y saber usar los aerosoles e incluir, junto al tratamiento farmacológico, las vacunas específicas como único tratamiento que ‘puede llegar a curar'.

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