"Estoy rojo de ira" vino a decir el presidente Obama al enterarse del multillonario te de los bonus repartidos entre los ejecutivos de la aseguradora AIG, rescatada el Ejecutivo norteamericano con casi ciento setenta mil millones de dólares. Una frase, llena de ira justiciera, que ha marcado un antes y un después en el sistema capitalista.
Dirigentes y fundadores de las prestigiosas Escuelas de Negocios llevan un tiempo echándose las manos a la cabeza al darse cuenta de que han creado "pequeños monstruos insaciables". Ejecutivos vestidos de Armani y gomina, aficionados a Jet privado, salían de las escuelas empresariales a comerse el mundo. No había freno para su ascenso con tal de ganar dinero a toda costa. Calculadores y exentos de escrúpulos. Solo taba ganar y ganar. Mucho dinero. Ilitado dinero. Sin fin. Siempre había que superar las ganancias astronómicas que éstas fueran. Fue el dogma, la idea esencial. El todo vale. Se medía el triunfo y el éxito sólo el dinero. Los valores, el bienestar social, el tiempo con la familia, los compromisos con las amistades, el compañerismo y el afán de formar equipos solidarios, fue durante casi dos décadas papel mojado en el mundo de las empresas modernas. Tanto en el ámbito financiero como en la Economía real ¿quién no ha conocido a los Jefes Tóxicos?. Ante cualquier error, antes que buscar la solución y el aprendizaje, los jefes tóxicos señalan a las mejores cabezas para cortar y de paso intidar a los de abajo y adquirir méritos ante los de arriba. Daba igual diez años de lealtad y aciertos, al míno error se cobraban la pieza. Impusieron la Ley del Silencio de la cúpula directiva. Intidaban con el despido. Destruían el tejido social y el talento genuino de las empresas premiando la sumisión y la mediocridad que no les hiciera sombra. Eran genios del maquillaje y la manipulación para inflar artificialmente el valor de las empresas. Con sueldos astronómicos que esquilmaban de los incentivos a sus equipos. Dos décadas después, el desenfreno, la desregulación, el Mercado Libre de estos codiciosos insaciables, ha producido sonados fracasos como Enron, Lehman Brothers, AIG, Maddof y tantos gigantes financieros caídos, urgidos ahora del Rescate del Estado, que han llevado a la economía mundial a la mayor crisis financiera que se recuerde desde el Crack del 29.
Un "Nuevo Reparto Mundial" o una revisión radical del capitalismo, es lo que parece haber acometido con energía el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. En el Congreso Americano se ha abierto la veda para estos directivos a los que los congresistas han llamado directamente "idiotas" y las leyes están intentando adecuarse a la lógica para evitar que sean precisamente los contribuyentes los que paguen los sueldos y bonus multillonarios de los que han arruinado al mundo. Obama no se amilana. Ha conseguido que devuelvan casi la mitad de los más de ciento sesenta y cinco millones repartidos en bonus y abolir del todo esta mafiosa práctica que ha conseguido arruinar la moral del mundo industrializado destrozando millones de puestos de trabajo. Al margen de esta lección de valor, ha inyectado casi un billón de dólares y ha prometido otro billón para rescatar activos tóxicos de bancos tóxicos.
¿Qué hace Europa? ¿Qué hace nuestro Presidente Zapatero?. Al margen de lanzar una batería de medidas reales, a ras de ciudadano, como son la concesión y aumento de los créditos ICO para Pymes y familias en apuros con sus hipotecas, inyecciones de dinero para salvar a la banca española, asegurar la cobertura de desempleo, inversiones públicas para generar nuevos puestos de trabajo, nuevas ayudas fiscales a los autónomos, etc. No estaría nada mal que Zapatero sacara pecho y exigiera a la banca y al mundo financiero español, la misma transparencia que los americanos exigen. Que los bancos den cuenta de cómo y en qué se invierte cada euro que se recibe del Estado. Eso sería una excelente lección de moral que ayudaría a la ciudadanía a restaurar la confianza y el optismo en el futuro de nuestro país. Como dijo Einstein: "hablar de crisis económica la agudiza, no hacer nada al respecto la eterniza".
Concha Minguela
Directora de Gente en Madrid
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