El futuro del cáncer

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El director del Grupo de Investigación Cáncer en la Universidad de Dundee (Escocia), David Lane, descubrió en 1979 el gen p53, considerado el principal supresor de las células tumorales. Este experto, ha declarado en un encuentro organizado la Clínica Universitaria de Navarra, la posibilidad de desarrollar fármacos que modificasen este gen.

 

En este sentido, el experto señaló que se podría tratar a los pacientes de una manera u otra en función de que presenten o no alterado el p53 e incluso conseguir, según Lane, ‘desarrollar fármacos específicos para subsanar esa alteración', aunque al mismo tiempo aclaró que se trata de ‘una cuestión compleja que en el cáncer la proteína se presenta inactivada y la solución pasaría activarla'.

Siguiendo esta línea, las investigaciones que más se han desarrollado son las relacionadas con la terapia génica, consistentes en introducir el p53 activo en la célula tumoral, de manera que vuelva a funcionar como supresor o como reparador del daño celular. Según el experto, ‘estos estudios tienen problemas en cuanto al desarrollo de ensayos clínicos en occidente. Tanto en Europa como en Estados Unidos es muy difícil llevar a cabo ensayos sobre terapia génica ya que no se aprueban fácilmente'.

Por este motivo, el principal objetivo de las investigaciones sobre el p53 se centra ahora en trasladar los conocientos que se tienen sobre su funcionamiento a la atención clínica de los pacientes. En este sentido, el inmunólogo asegura que podrían llegar a desarrollarse sistemas de detección del cáncer basados en la localización de alteraciones del p53.

Sin embargo, en China ya se están desarrollando ensayos de terapia génica para conseguir activar la proteína p53 en los casos en que se presente inactiva y los resultados obtenidos en los ensayos efectuados hasta la fecha son lo suficientemente buenos como para que ya hayan autorizado el tratamiento de pacientes mediante procedientos de terapia génica consistentes en reintroducir p53 en las células tumorales.

Al margen la terapia génica, la otra estrategia que apunta el doctor Lane sería el tratamiento mediante fármacos químicos o quioterapia. En este caso, habría dos posibilidades de tratamiento según cómo se presentase p53 en el tumor que aproxadamente la mitad de los tumores van a presentar el p53 alterado y la otra mitad no.  De este modo, en aquellos en los que se muestre inactivo, los fármacos empleados tendrían como objetivo activar la proteína.

En aquellos en los que el p53 está activo se trataría de conseguir que la proteína actuase y reparase los daños celulares o, en caso de que esta reparación resultase posible, llevar a cabo la muerte celular. Lane afirmó que se encuentra 'muy esperanzado en el desarrollo de este tipo de tratamientos' y consideró que 'en tres o cuatro años se podría llegar a aplicar de forma habitual en la asistencia clínica a los pacientes este tipo de herramientas terapéuticas', aunque al mismo tiempo afro que lo más probable es que fuese necesario combinarlas con otro tipo de terapias convencionales.

Para un futuro más lejano, Lane señaló la posibilidad de que si se consigue identificar la sensibilidad de plantear la posibilidad de administrar a las personas más sensibles algún tipo de fármaco preventivo con el que evitar el desarrollo de cáncer en aquellas personas con alta predisposición, aunque esta cuestión todavía se encuentra en un plano muy teórico.

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