Desde el pasado 2 de abril, orden de una directiva europea, sólo se pueden poner a la venta termómetros digitales. De este modo se pone fin al tradicional termómetro, ya que la UE considera necesario sacar del mercado los termómetros de mercurio que constituyen un elemento tóxico para la salud y contaminante para el medio ambiente.
Por lo tanto su venta queda finalmente prohibida en todos los países miembros, aunque la Organización de Consumidores y Usuarios afirma que se pueden seguir usando, pero recomienda que sean desechados en un punto de reciclaje y no se depositen en la basura, a causa de su toxicidad.
El problema que presenta el termómetro tradicional es que contiene mercurio. Éste material no se degrada y se dispersa rápidamente, de forma que contamina el entorno y puede afectar a la cadena alenticia rápidamente. Por ello, la población debe desecharlos en un punto lpio.
Los termómetros digitales aparte de no constituir ningún riesgo para la salud ni el medio ambiente, son más rápidos y fáciles de usar que los de mercurio. Mientras que el termómetro tradicional tarda cinco minutos en suministrar la información, los digitales tardan únicamente un minuto. Además, el precio de ambos termómetros es prácticamente idéntico.