LA ETERNA DISCUSIÓN POLÍTICA

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Acabo de recibir una nota del gobierno sobre la discusión parlamentaria en torno a la administración electrónica, y veo que siguen con lo mismo. Los grupos nacionalistas inquiriendo sobre lo referido a las competencias de sus comunidades autónomas, y los miembros del gobierno defendiendo el trabajo realizado. Me resulta curioso que ninguno hable de los problemas que interesan a los ciudadanos. La administración electrónica española es inmejorable en lo referido al pago de puestos, pero para reclamar embargos indebidos y demás equivocaciones es prescindible hacer colas de horas, y utilizar los onerosos servicios jurídicos para deshacer el entuerto. No hace ni dos meses que he debido seguir un trámite semejante para una comunicación que recibía en un domicilio que dejé hace más de cinco años, y a pesar de haber inscrito el cambio en todos los registros oficiales.

 

Ni que hablar de cuando hay que acudir de un edificio a otro, para comprobar cosas de un mismo servicio de la administración, ante la respuesta de “eso no es de mi competencia”. Si hablamos de transferencias, el problema ya es kafkiano. ¿Han acudido los señores diputados a realizar reclamaciones a Tráfico? Porque las colas son tremendas. Todavía recuerdo la mañana que pasé para reclamar la renovación de un cat de conducir que, según Tráfico, me habían enviado correo certificado. Y yo no era la única, que en las oficinas había dos colas de las reclamaciones de otras personas que estaban en mi circunstancia. Por supuesto, ninguna de tales reclamaciones se puede realizar Intet.

 

Lo de la justicia es conocido todos, que llena los informativos. Hace poco eran tada los crímenes cometidos contra menores dejar sueltos a individuos con condenas pendientes, solo que las bases de datos de los juzgados no están unidas. ¿Han evaluado los años y la carga de trabajo requeridos para informatizar los cerros de legajos acumulados en los juzgados? Ya estoy harta de oírles discutir siempre sobre lo mismo, que no suele ser sobre lo que ta al ciudadano.

 

SUSANA BLÁZQUEZ, PERIODISTA

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