Contar con un botiquín de urgencia es una necesidad del hogar. Siete de cada diez quemaduras ocurren en nuestras casas y el lugar más peligroso es la cocina. Más del 90 ciento de las lesiones accidentales en el hogar son traumatismos, casi siempre leves (contusiones, heridas o esguinces) y el contacto con objetos punzantes o golpes de distinta consideración es también causa habitual de accidentes.
Estos datos indican que es fundamental conocer las condiciones de uso y conservación de los botiquines para evitar los errores más habituales. Diversos estudios afirman que más de la mitad de los botiquines españoles guardan más de diez medicamentos. Los más frecuentes son analgésicos y antipiréticos (89 ciento de hogares), antiinflamatorios no esteroideos (53) y antibióticos (46). Y un 36 ciento de los casos atendidos en las urgencias hospitalarias se debe, precisamente, a un mal uso de los medicamentos. Por tanto, debido a que los medicamentos son necesarios pero se suelen almacenar de forma excesiva y su mal uso entraña riesgos, es preciso tener unas nociones básicas sobre el socorrido botiquín.
Y precisamente con ese objeto de ayudar al farmacéutico en su misión de asesorar y concienciar a pacientes y familiares de la tancia del botiquín, la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC) le dedica la duodéca entrega ordinaria de la campaña Recomendaciones SEFAC a la población.
La ficha dedicada al botiquín, que cuenta con el patrocinio de Meda Pharma, explica que deben mantenerse en él sólo los medicamentos necesarios. La acumulación de medicamentos procedentes de tratamientos inacabados o anteriores puede conducir a su uso inadecuado parte del paciente u otro miembro de la familia en el futuro. Y los que sí deben guardarse han de conservar su envase original y el prospecto.
Además, se debe destinar un espacio adecuado y reservado únicamente para almacenar el botiquín. Éste tendrá que estar siempre cerrado, pero deberá disponer de un sistema de apertura fácil, y deberá estar claramente identificado. ‘Es fundamental que todos los miembros de la casa sepan dónde se guarda el botiquín y cómo usar cada uno de los productos que contiene; si no, será de poca o nula utilidad‘, afirma Alejandro Eguilleor, farmacéutico comunitario de Madrid y coordinador científico de la campaña, quien añade que ‘lo que nunca debe haber en un botiquín son medicamentos o productos sanitarios caducados o en desuso, medicamentos en mal estado, jarabes y colirios abiertos, fórmulas magistrales, medicamentos sin prospecto ni envase original, termómetros que no funcionen, tijeras y pinzas oxidadas, etc.‘.
En cuanto a los botiquines de viaje, tan tantes en vacaciones, deben ser una caja o neceser cerrado, preferiblemente isotérmico, con material de cura y los medicamentos de uso continuado. Si se viaja en avión, tren o autobús es preferible llevar el botiquín en la bolsa de mano. Nunca debe dejarse en el coche, ya que podría alcanzar temperaturas extremas. Si se utiliza algún medicamento que requiere condiciones especiales de conservación, es conveniente preguntar en la farmacia la mejor manera para transtarlo.
Como en las entregas anteriores, la ficha ofrece una serie de consejos útiles y prácticos para usar y conservar los botiquines. Entre ellos destaca el que recuerda que deben revisarse periódicamente, al menos dos veces al año, para retirar aquellos productos o medicamentos caducados, deteriorados o que no se usen y deshacernos de ellos de forma correcta. Los medicamentos que ya no sirven deben llevarse siempre al punto SIGRE de la farmacia, lo que facilita una destrucción sin riesgo de contaminación para el medio ambiente. Nunca deben tirarse a la basura, ya que pueden producir daños graves a la naturaleza.