INMIGRACIÓN: LA TIERRA PROMETIDA EN CRISIS

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Llenan las arcas de la Seguridad Social y garantizan las pensiones futuras o, como dicen algunos, quitan los puestos de trabajo a los españoles y generan inseguridad ciudadana y conflicto social? Lo cierto es que suman riqueza a la economía española y al Producto Interior Bruto. En el aspecto económico, los inmigrantes eran bienvenidos durante la últa década, que cubrían puestos de trabajo que los mismos españoles no querían, en tiempos de plena expansión económica y pleno creciento. Lo cual ha contribuido a sanear las arcas de la Seguridad Social y a garantizar las pensiones del futuro, a medio y largo plazo. Las medidas que legalizaron la situación de los inmigrantes, adoptadas el Gobierno de Zapatero durante los años 2005 y 2006, facilitaron a unos ochocientos mil extranjeros irregulares la obtención de residencia y permisos de trabajo en regla, y pasaran de trabajar en la alegalidad a hacerlo para cotizar a la Seguridad Social.

 

Lo que supuso, de golpe y razo, una tante recaudación tributaria con la creación de casi el millón de puestos laborales. En estos años, todos los políticos, sin excepción, hablaban de la bendición de la inmigración y la tancia de integrarles en nuestra sociedad. Conceptos como retorno estaban fuera del contexto político. Ahora que hemos entrado en esta recesión económica de tamaño inconmesurable, los discursos políticos y también de la opinión pública, están siendo matizados y, a veces, francamente renovados.

 

En las calles se aprecian brotes de xenofobia, y es clamor en las capas más desfavorecidas, que en la cola de ayudas públicas, tales como acceder a viviendas, colegios, plazas de todo tipo, los inmigrantes son favorecidos de forma prioritaria y desigual. Además, en grandes núcleos urbanos y, desde luego, en Madrid la ciudadanía les culpa de conflictos sociales, vagancia y candidaturas permanentes a la crinalidad, delincuencia urbana y cren organizado. Las cárceles, procionalmente, tienen mayores números de extranjeros y, en temas tan sensibles como la violencia doméstica son las mujeres inmigrantes las que más agresiones sufren. En una larga conversación con este periódico, el consejero de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid, Javier FernándezLasquetty, tira abajo casi todos estos bulos callejeros, mostrando la cara más rigurosa de la inmigración. Con sus luces y sus sombras. Para Lasquetty, el Gobierno de Esperanza Aguirre lo tiene claro. La clave está en las Políticas de Integración. En especial en una Comunidad como la de Madrid, que acoge a un millón cien mil nuevos madrileños, como les gusta llamar a los extranjeros procedentes de países ajenos a la Unión Europea.

 

Lasquetty rechaza, rotundamente, la asociación inmigración/delincuencia, y aboga una integración del acogiento en esta ciudad que, asegura, es inmensamente hospitalaria.

 

Concha Minguela

Directora de Gente en Madrid

 

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