Ciudad Juárez se configura como un enclave de máxo riesgo para la prensa al ser la localidad más peligrosa de uno de los países más violentos del mundo. Según los datos del CPJ, desde el año 2.000, 27 periodistas han muerto asesinados, 10 de ellos en represalia directa su trabajo periodístico. Otros 7 están desaparecidos.
En este contexto, los periodistas de Ciudad Juárez están despojados de todo signo que garantice la seguridad en el ejercicio de su profesión. La violencia y la intidación han causado un daño perdurable en los medios de comunicación en esta ciudad, marcados con se sello de la autocensura y la manipulación de noticias.
Sobre este escenario, informar a la opinión pública sobre asesinatos cometidos los cárteles pone la vida de los periodistas al borde la muerte. Uno de los periódicos más tantes es Norte de Ciudad Juárez, el cual tiene una estricta política de no publicar nada que remotamente tenga que ver con los dos poderosos cárteles. Esta cabecera informaba tímidamente de un asesinato, cuya vícta era pro del dueño del periódico. La noticia apareció en la página seis y solo contenía un breve parte policiaco: el nombre de la vícta, la cantidad de heridas, el calibre del arma y el hecho de haber encontrado 10 casquillos de bala.
‘Hemos aprendido la lección: para sobrevivir, publicamos lo menos posible’, apunta Alfredo Quijano, jefe de redacción de Norte, con relación a las prácticas de autocensura adoptadas tras el asesinado de Rodríguez el otoño pasado. ‘No investigamos nada. Más aún, la mayor parte de lo que sabemos se queda en la libreta del retero‘. Todo esto ocurre en momentos en los que el dinero del narcotráfico fluye con facilidad en las campañas políticas, cuando se compran influencias en la policía o se los amenaza para no investigar y mientras los cárteles expanden sus operaciones al secuestro y la extorsión, señala Quijano.
Ser un retero de investigación es muy peligroso estos días, explica. ‘Sí puedes hacer periodismo. Puedes investigar. Luego lo puedes publicar. Pero rápidamente hay que salir corriendo del país’. El informe especial del CPJ deduce además que los cárteles no solo restringen a la prensa de Ciudad Juárez, sino que también la manipulan. Edgar Román, director de noticias de Canal 44, señala que los grupos del cren organizado sincronizan los asesinatos para que tengan cobertura en vivo en los noticiarios nocturnos. Los periodistas afirman que los cárteles buscan infundir miedo en la población de Ciudad Juárez, para que puedan ver las ágenes de sus enemigos asesinados en vivo televisión. Un cártel quiere verse más siniestro que el otro, de modo que buscan que sus amenazas salgan al aire.
Y es que las investigaciones de homicidios en Ciudad Juárez son productivas. Según este informe, una amenaza contra un periodista debe tomarse en serio, que cualquier ataque contra un comunicador queda casi seguramente en la punidad. El Diario publicó en mayo que la policía solo había esclarecido el 2.7% de todos los asesinatos en 2009. Otra nota de El Diario informó que cada investigador de homicidios está a cargo de hasta 130 casos. Ni siquiera los asesinatos de funcionarios policiales se resuelven, conforme a los archivos que lleva El Diario. El año pasado, 71 funcionarios murieron asesinados y a finales de mayo de este año, ya eran 31 las víctas fatales, sin que ninguno de esos casos se hubiera esclarecido.
Según los periodistas locales, Ciudad Juárez grande es puerta de entrada de las drogas a los Estados Unidos y un lugar en el que un solo cártel había penetrado de forma tal en la política local y en los rangos de la policía que prácticamente obtenía todo lo que quería. Ahora que un segundo cártel lucha apoderarse de la plaza, saltan a la vista las debilidades del gobierno (su corrupción e incompetencia inherentes).
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