Hace unos días os contábamos que Zeta había desmantelado la redacción de la Revista Man, de la que cinco de sus siete miembros (incluido el director) eran ‘invitados’ a abandonar el Grupo fundado Antonio Asensio. Para paliar las bajas, desde la central se ordenó cubrir el trabajo con colaboradores externos, a los que dadas las circunstancias se les ofrece una retribución ostensiblemente inferior al mercado actual.
El modelo poco personal, algún becario y mucho freelance mal pagado parece haber ganado adeptos en el seno de la cúpula directiva, que ya ha comenzado a extrapolarlo a otras cabeceras del Grupo, entre las que figuran históricas como Interviú y Tiempo, entre otras, donde los becarios comienzan a apoderarse de las dependencias que antaño ocuparan algunos de los más de cuatrocientos afectados el ERE.
Sin embargo, lo que a priori puede resultar una operación financiera pecable (desde el punto de vista de ahorro de costes), puede volverse en su contra de cara a futuras ventas: una publicación desposeída de su personalidad, en la que se ha rebajado la calidad tendrá un coste mucho menor al que podría llegar en el caso de haber mantenido una estructura más potente, que tuviera identificadas en el proyecto sus principales firmas.
Antoñito sigue en sus trece: sólo audiovisual. Ahora bien, ¿venderá el resto a cualquier precio?
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