Es muy sencillo. Artritis equivale a inflamación y artrosis a degeneración.
La Artritis Reumatoide (AR) es una enfermedad crónica que origina dolor, rigidez, hinchazón y pérdida de función en las articulaciones y puede también acompañarse de inflamación en otros órganos. La AR afecta a millones de personas en el mundo. El 60% de ellas son mujeres.
La causa de la AR sigue siendo desconocida. Recientes estudios demuestran que algunas personas tienen una tendencia hereditaria a desarrollar AR. Esta tendencia se asocia con la presencia de ciertos marcadores genéticos en la superficie de las células.
La artrosis es una enfermedad crónica originada la degeneración del cartílago que recubre la superficie articula de los huesos. Este elemento elástico permite sotar cargas y el normal deslizamiento de las superficies articulares. La artrosis es uno de los motivos más frecuentes de consulta al médico y una de las causas más tantes de pérdida de horas laborales.
Esta enfermedad degenerativa es la más común de las enfermedades articulares. Ocurre con más frecuencia en personas de edad media y ancianos, afectando el cuello, la región lumbar, rodillas, caderas y articulaciones de los dedos. Aproxadamente el 70% de las personas mayores de 70 años muestran evidencia radiológica de la enfermedad, pero sólo desarrollan síntomas la mitad de ellos. Las alteraciones que conducen a la degeneración del cartílago articular y a la pérdida de su funcionalidad no se conocen con precisión. Clásicamente se distinguen dos grandes tipos de artrosis. La denominada praria es de causa desconocida, con marcada influencia hereditaria. Las artrosis secundarias se deben a diversos trastornos, locales o generales, que envejecen prematuramente el cartílago. Los médicos sabemos que hay más de 300 enfermedades reumáticas, que para nosotros el ‘reuma’ no existe como enfermedad y que pueden ser metabólicas, infecciosas, autoinmunes, inflamatorias e incluso digestivas.