Cada vez son más las personas, mujeres sobre todo, que, conscientes de los peligros que conlleva la exposición al sol, deciden optar una opción más PRÁCTICA y saludable. Los autobronceadores han revolucionado el sector de la cosmética su rapidez y sobre todo sus buenos resultados. Las opciones se dispensan en forma de cremas, sprays y toallitas, además de otras maneras mas prácticas como es el caso de los maquillajes con reflejos solares.
Está demostrado que el verano y la playa invitan al autobronceador para no aparentar tener la piel tan blanca. Muchas personas tienen dudas sobre sus efectos y preguntan si estas sustancias son perniciosas o dañinas para la piel. Sabemos que no son perjudiciales. Los autobronceadores contienen una sustancia que se vuelve de un color marrón claro muy significativo cuando entra en contacto con el aire y la luz, se trata de la Dihidroxiacetona. A una concentración entre el 2 y el 5% colorea la piel. Pero conviene matizar que no produce en pureza lo que en el sentido biológico es un broceado real. Por otra parte es interesante saber que algunos laboratorios añaden Eritrulosa, un azúcar natural, para darle un color más ‘rojizo’ al autobronceado. Así que anoten que el autobronceado no daña la piel siempre y cuando mantengamos las normas de protección solar adecuadas.
Sin embargo me preocupa mucho el que muchas personas quieran broncearse y para conseguirlo echen mano de sesiones de rayos uva, cuestión que tiene sus riesgos. Porque muchas de las salas de rayos uva para bronceado artificial incumplen la normativa legal y ocultan el riesgo cancerígeno de estas radiaciones ultravioletas. Por eso, además, las lámparas deben ser renovadas periódicamente ya que su desgaste provoca las radiaciones ultravioleta más nocivas.
En asuntos de piel no conviene confundir los deseos con la realidad. Porque el deseo es inmediato pero tener la piel sana exige reflexión y cuidados. Porque no lo olviden: la piel tiene memoria. Seguro.
