La empresa busca reestructurar sus cuentas para comenzar a ganar beneficios de sus operaciones en Europa a partir de 2011, después de que fuera rescatada de la bancarrota la intervención de los gobiernos de Estados Unidos y Alemania.
La empresa, que dejó sendas pérdidas para Interpublic y Publicis Groupe, todavía es un cliente apetecible para las agencias que confían en que con el apoyo de los gobiernos y las nuevas estrategias el volumen de ventas pueda resultarles rentable.