Según el Cuerpo de Bomberos, no se ha registrado ninguna vícta mortal en los incidentes. Con todo, medios locales informan de que hay un herido.
Los altercados tuvieron lugar cuando spatizantes de Zelaya se dirigían a la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) para pasar la noche. Procedían de las proxidades de la Casa Presidencial, donde habían realizado una protesta durante varias horas.
Sergio Rivera, dirigente de un gremio de maestros, ha declarado a la prensa que la revuelta se inició después de que un pasajero de un autobús urbano disparara a un manifestante. El citado representante de los trabajadores ha añadido que los viajeros que iban en el autobús conminaron al conductor a que parase para capturar al presunto agresor ‘pero, al negarse, le acusaron de cómplice y prendieron fuego al autobús’.
Acto seguido, algunas personas atacaron un restaurante de pollo frito sito en la zona, si bien Rivera descarta que el asalto fuera llevado a cabo manifestantes afines a Zelaya. Lo cierto es que la Policía cargó contra éstos y disparó bombas lacrógenas tras estos hechos.
Casi de inmediato, el Gobierno del presidente Micheletti puso el toque de queda en la capital, el cual se extiende desde las 22.00 horas locales (04.00 GMT) del día 11 hasta las 05.00 horas locales (11.00 GMT) del miércoles.
Esta medida estuvo ya en vigor en todo el país desde el derrocamiento de Zelaya el 28 de junio pasado hasta el 31 de julio, aplicándose últamente sólo en el departamento de El Paraíso, fronterizo con Nicaragua, donde el presidente depuesto intentó entrar en el país el día 24 de julio.
Los seguidores de Zelaya que llevan a cabo las protestas en Tegucigalpa tienen previsto permanecer toda la semana en la capital. Algunos dirigentes del moviento popular han afirmado, no obstante, que la estancia durará hasta que Micheletti deje el poder y vuelva al país el depuesto gobernante.