4.108.380

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No son espectadores, o tal vez si. Esperan sentados cada mañana a ver si su situación mejora. Algunos se levantan a las siete como solían hacer. Tras la ducha y el desayuno, eso sí, con tranquilidad, acuden al ordenador como si de un sanador se tratara. No esperan nada cada mañana, o mejor dicho, cada día.

 

Algunos tras los meses, no sotan la rutina. La cualificación, el saber, el haber demostrado o el ser políticamente correcto no ha servido en la sociedad de la mediocridad. Ser o no ser, esa es la cuestión. Tampoco es Shakespeare el que desesperado recita acaso un verso cuando se siente desesperado, y desconocemos el nombre que en este caso eres un número.

 

Otros, en cambio, salen a la calle cada mañana. La opción de tomarse un café ha pasado a mejor vida. Un euro más, supone un euro menos, y la cuenta atrás existe. Algunos esperan en la cola como si de la película Full Monty se tratara, pero no estamos hablando en broma, estamos hablando de España, del negocio ruinoso de no salir adelante y de caer y no poder levantarse de nuevo. 4.108.380 es el número de hoy, pero mañana será otro dígito o acaso dos o tres distintos. Supongo que conocen a alguien que pertenece a ese número. Es español, tiene más de cuarenta años, lleva más de veinte trabajando y todavía tiene que demostrarle al espejo quién es, para qué sirve y cómo va a salir adelante. Supongo que para entonces, usted reconocerá a algún amigo, a algún vecino, al compañero de piso o a su propio cónyuge. Pensar que cualquiera de sus conocidos está en paro es sinóno de realidad, aquello de cuando las barbas de tu vecino veas pelar. Eso mismo nos dice Trini con la gripe, no salude, no se bese, no haga esto pero usted no haga aquello. Algunos privilegiados tomarán precauciones, otros, se vacunarán, otros, los de siempre y uno más, llegarán tarde y no habrá que no serán personas de riesgo, y mira, si uno fallece estando en paro, al menos, una boca menos, como en la guerra. ¡Qué bien!

 

En otro orden de cosas, en ese país que todos conocemos el debate diario está servido. No son púgiles pero se tratan como si lo fueran. Todos llevan trajes de sastre, cortados sobre el mismo patrón, se llaman de izquierdas o de derechas, cuando todavía el ciudadano medio, desconoce qué es eso, qué significa eso, o para qué sirve eso. Hablan de medidas de crisis, se levantan cada mañana, se duchan y desayunan copiosamente lo que la tata les ha servido, acaso una, o tal vez, tres. Luego un chófer les lleva de la mano al cole, y no tienen problemas si es uno o veinte cada mes. Por otro lado, existe un panorama desolador de noticias que son vertidas acerca de asesinatos de niñas y jóvenes que de manos de su pareja han perdido la otunidad de vivir, de estar en paro, de ser libres. Se barajan tantos nombres cada día que podríamos creer que estamos en un país inseguro, y así es.

 

Luego en este país, que es el mismo, un catorce ciento de jóvenes ni estudian ni trabajan. También supongo que son hijos de los anteriores y acaso les preocupa el discurso manido, cómo está la juventud, no sé dónde vamos a llegar.
Bueno, siempre nos queda el fondo “Jeremy” que es como el indio Jeróno pero con pasta. La ministra Doña Elena, que es un sinóno de Solbes pero en versión fémina, augura según ha acordado instruir al Instituto de Crédito oficial conocido ICO, construir un sistema de garantías para mejorar la financiación de las ayudas europeas a las PYMES. No sé si el Jeremy será también para las grandes, y no sé si articularán una para los parados de larga duración, que son muchos, se llaman Jeróno o Antonio y se levantan cada mañana como Carmen Maura en aquella famosa película y dicen, ¿qué he hecho yo para merecer esto? Y resulta, que ese, que es protagonista de la historia, tiene nombres y apellidos y solamente brinda que al menos tiene salud, de lo demás, prefiere no hablar que el número es muy largo, se lee muy mal, y suena algo peor cuando estás en la cola del Inem y eres un número. Eso si, Trichet considera que los últos signos de estabilización permiten dar terminado el periodo de contracción significativa de la economía y Corbacho, augura más paro. Me voy el G 20 a ver qué me cuenta Risto que lo demás, ya me lo sé.

 

Feliz día señor parado, se lo dice su presidente.

 

Ana de Luis Otero
Periodista

 

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