LAS ACTITUDES Y VALORES SOCIALES

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Ha quedado claro  que la conducción es una actividad social, lo tanto resulta muy razonable esperar que los propios sentientos, creencias, actitudes y valores hacia otras personas y hacia las normas y convenciones sociales influyan en la propia conducción.

 

 

La conducta antisocial se caracteriza   una carencia de interés los valores convencionales, producto de una deficiente socialización.  Los conductores antisociales infringen con frecuencia las leyes y adoptan actitudes, creencias y valores que propician un estilo antisocial de conducción. La mayor frecuencia de infracciones y accidentes de tráfico en diferentes grupos de edad se encuentra asociada a un déficit en la conciencia social, que se refleja en actitudes antisociales pronunciadas, falta de consideración moral y social, desafío a la autoridad e indiferencia o desprecio a las normas.

 

Por otro lado, las personas más responsables y cuidadosas suelen ser más reflexivas y tener mayor capacidad de autocontrol en situaciones de provocación, características cognitivas que se relacionan de forma inversa con la accidentalidad. Otro factor  asociado con la conducción antisocial es el egoísmo y la falta de empatía, que lleva a intentar conseguir las metas personales enca del interés común y resulta incompatible con un estilo cooperativo de conducción.

 

La conducción segura y aceptable requiere al menos un míno de perspectiva social e interés los otros conductores. Hay conductores que tienen en consideración a los otros usuarios de la vía y cuando es posible acomodan su conducción a las necesidades de éstos. Sin embargo, otros afirman que conducirían teniendo en cuenta a los otros conductores si éstos hicieran lo mismo con ellos En la conducción, al igual que en cualquier otra actividad social, las actitudes, valores y creencias pro sociales pueden servir como una vacuna contra la conducta antisocial. Sin embargo, los valores pro sociales, si no están suficientemente afianzados, pueden ser insuficientes. No debemos olvidar que el manejo competente de un vehículo está controlado y dirigido habilidades y capacidades cognitivas, así como habilidades y valores sociales. El conductor que no dispone de este tipo de habilidades o no las aplica durante la conducción tiene mayor riesgo de sufrir o causar un accidente de tráfico.

 

D. Roberto Durán Romero

Vocal del área de Psicología del Tráfico y de la Seguridad del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid)

 

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