Fidel Castro parece tenerlo claro. El ex mandatario cubano ha dedicado su columna de opinión, publicada en los medios oficiales del país, a analizar el caso hondureño y las repercusiones que éste pude tener en América Latina. Fidel reitera, al igual que lo hizo el pasado 16 de Julio, la plicación de EEUU en el Golpe de Estado de Honduras: ‘fue concebido y organizado personajes inescrupulosos de la extrema derecha, que eran funcionarios de confianza de George W. Bush y habían sido promovidos él‘.
También en esa fecha Castro señalaba la base yanki de Soto Cano como punto de apoyo principal del golpe de Estado. Y así ha sido. ‘La respuesta de EEUU, tras el golpe de Estado en el país de Centroamérica, ha sido pactar con el Gobierno de Colombia un acuerdo para crear siete bases militares, como la de Soto Cano, (…) que amenazan a Venezuela, Brasil y todos los demás pueblos de Suramérica’, expone Castro.
De la misma manera, Castro advirtió que ‘con la reunión de Costa Rica se cuestionaba la autoridad de la ONU, la OEA y demás instituciones que comprometieron su apoyo al pueblo de Honduras’. Y así está siendo. El cubano afirma que ‘en un momento crítico, cuando se discuten en una reunión cumbre de Jefes de Estado en Naciones Unidas la tragedia del cambio clático y la crisis económica internacional, los golpistas en Honduras amenazan con violar la inmunidad de la Embajada de Brasil, donde se encuentra el presidente Zelaya y su familia’.
Un hecho, que para Fidel provocaría la intervención directa de fuerzas extranjeras como ocurrió en Haití, ‘lo que significaría la intervención de tropas yankis bajo la bandera de Naciones Unidas’ en la embajada de Brasil, la cual ‘no tuvo absolutamente nada que ver con la situación que allí se ha creado. Una actuación que para Fidel ‘desataría un conflicto en Centroamérica y crearía un caos político en toda América Latina‘.
En el lado opuesto de ‘la batalla’, se encuentra la conciencia del pueblo hondureño: ‘todo una legión de luchadores sociales se ha curtido en esa batalla’, en done se ‘engendra una revolución’ añade, mostrando finalmente una clara defensa al derecho de Zelaya a restablecerse en el Gobierno y presidir las elecciones.