Razones para una reforma en EEUU

Publicidad

¿Tiene usted seguro? Si la respuesta es no, ¿tiene usted tarjeta de crédito? Con estas dos preguntas comienza cualquier consulta médica en Estados Unidos. En el país que más gasta en sanidad del mundo, 47 millones de personas no tienen acceso a ella y, sorprendentemente, muchos se plantean la necesidad de la reforma  propuesta Obama. ¿Cuestión de solidaridad? El debate sobre las causas del fracaso del sistema sanitario y la necesidad del cambio también está en España.

 

El presidente estadounidense la contempla como una responsabilidad moral, pero el debate en torno a esta reforma es, sobre todo, económico. Lo dejaba claro en Madrid Albert Ma, durante la conferencia ‘Los retos de la reforma sanitaria en Estados Unidos‘, celebrada en el Ministerio de Sanidad. Según las previsiones, crear un sistema sanitario parecido al español costará unos 900.000 millones de dólares en 10 años y, aunque el presidente se ha cansado de repetir que los ciudadanos no pagarán más de lo que hacen ya, los números no cuadran para casi nadie. ‘Se cree que esa cifra está infravalorada y la población teme una subida de puestos‘, dice Ma, que defiende, en cualquier caso, la necesidad del cambio, aunque ‘en este momento sea  muy difícil en Estados Unidos‘.

 

Con poco optismo después de las últas renuncias de Obama, ‘la propuesta actual ya es diferente a la inicial‘, Ma hablaba de la situación sanitaria del país antes de justificar la necesidad del cambio. En Estados Unidos, sólo los mayores de 65 años y los extremadamente pobres tienen acceso a sanidad gratuita. El resto paga ello y el precio es alto. Y lo es tanto para la administración como para los ciudadanos, ‘algo inexplicable para los europeos‘. En un país donde todo es grande, los costes relacionados con el sector sanitario no podían ser menos y cinco indicadores bastarían para entender el fracaso del sistema actual: un centaje muy alto de personas sin cobertura (un 15%), ‘concentradas principalmente en el sur del país‘; un alto coste administrativo; una esperanza de vida menor que en otros países occidentales; una tasa alta de mortalidad infantil y un alto centaje del PIB ‘algo de lo que se enorgullecen los ciudadanos a pesar de que no sea eficaz‘.

 

Cuestión de mentalidad … Y de ‘lobbies’

Esa es la clave para Ma pero no todos lo comparten. ‘Si el sistema es caro pero funciona bien, lo pagamos y punto, pero si es ineficaz, y eso es lo que ocurre en Estados Unidos, ¿ qué no vamos a cambiarlo?‘ El dinero no es la única respuesta. Las aseguradoras privadas y la mentalidad americana tienen su papel en esta historia.

 

La sanidad pública de Obama conviviría con los seguros privados tradicionales pero las compañías no quieren ni oír hablar de ello. Su mercado es grande y su beneficio aún mayor así que, cambios ¿para qué? La reforma sólo propone que ‘haya un nuevo actor en el mercado que organice paquetes de seguros para los que no puedan, o no quieran, optar a los privados pero ese actor no tiene áno de lucro y eso, además de ser pensable en Estados Unidos, es inaceptable para las aseguradoras‘, dice Ma. No quieren competencia y el lobby sanitario se lo ha dejado claro a Obama. Por algo se han gastado más de 350 millones de dólares en agresivas campañas. Las cosas se ponen feas para el quinto presidente que lo intenta…

 

El temor a que el programa federal de salud crezca ‘y absorba el total del mercado del seguro‘ no sólo no gusta a las aseguradoras; tampoco convence a muchos ciudadanos. Para explicar qué Ma nombra la palabra mágica: educación. ‘Estados Unidos es el país de la iniciativa privada excelencia y a la gente no le gusta la intervención de los gobiernos‘. Así, el apoyo a esta reforma pasa también un cambio de mentalidad. ‘Hay que modificar la cultura americana para entender que el gobierno federal debe actuar cuando se ha abandonado a 47 millones de personas. Y debemos aprender también que si algo funciona, basta; no hace falta tener siempre lo más caro‘.

 

Por todas estas razones, un año después, de la propuesta inicial sólo quedan algunos puntos: la convivencia del sistema público con el privado; un mayor control sobre las aseguradoras para evitar abusos ‘muy habituales, como los rechazos pre existencias enfermedades previas o que te quiten el seguro si enfermas‘; el fomento de la prevención ‘al estilo de la atención praria de España‘ o la mejora del programa para mayores, Madicare. Con este panorama, y teniendo en cuenta que el momento sólo hay debate, ¿hay lugar para el optismo? El profesor Ma tiene dudas, ‘si nunca has participado en el sistema, ¿cómo puedes influir en él?

 

Albert Ma cerrará este ciclo de conferencias sobre la reforma sanitaria el próxo 9 de octubre en el Ministerio de Sanidad. Estos actos forman parte del programa de la cátedra en Economía de los Medicamentos, pulsada la Fundación Abbot, y el Seminario de Estudios Sociales de la Salud y los Medicamentos (SESAM) de la Universidad Carlos III de Madrid, con la dirección del catedrático Félix Lobo.

 

 

 

 

Publicidad
Publicidad
Salir de la versión móvil