LOS DIOSES ESTAN LOCOS (1)

Publicidad

Andamos los catalanes un poco cabreados estos días, que parece como si el diluvio universal hubiera caído sobre esta tierra de acogida, donde los que no hemos nacido aquí y los que llevan generaciones recibiendo a emigrantes e invasores, tuviéramos la culpa de sentirnos a gusto en lo que siempre ha sido una sociedad emprendedora y liberal, que presume de ello, y a la que algunos “entendidos” de la capital han definido como el “oasis catalán”. Este mañana, cuando al reusense Francino se le ocurria mezclar el Caso Pretoria con la redada contra las masajistas chinas de “final feliz” llevado a cabo la Guardia Urbana de Barcelona para erradicar la prostitución encubierta, comprendí como ya lo hiciera el pobre Xi de la tribu de los Bushman que “los dioses deben estar locos”. Así que, dispuesto a evitar males mayores para mi familia y mis conciudadanos, he decido coger la “botella de Coca cola“, también llamada otros garzonada del “Por si cuela” que nos ha caído del cielo y llevarla hasta el fin de la tierra y devolvérsela a quien nos la ha enviado. Así que si en esta misma sección se van encontrando algún que otro articulo dirigido a esos dioses que se han vuelto turutas, no piensen que el “zumbao” es el periodista ¡Dios no lo permita! sino aquellos que, con tanta generosidad, piensan que a los de la barretina nos parece mal que la Justicia actúe contra los corruptos en Catalunya o que los catalanes nos chupamos el dedo cuando juzgamos a quienes nos gobiernan. Mezclar esas churras con las merinas de una muy saludable redada policial contra las cochinas de la felación a 20 euros es como querer decirnos a los que le escuchamos al otro lado del dial que Madrid, Sevilla o Valencia son ya un paraíso espiritual donde salas de masajes, putas, corruptos y trileros han desaparecido de sus respectivos censos, para refugiarse en el nordeste del país donde vive una tribu de catalopitecus que campan a sus anchas y son el agujero negro del Estado. Para entendernos: que no tiene un pase el querer ofrecer en un “totus revolutum” la misma agen que quiso reflejar El PaisPrisa con su retaje fotográfico sobre El Raval, que los barceloneses guardaremos en el corazón durante bastante tiempo. Si eso no lo entiende el profesional que ahora trabaja en la madrileña Gran Via 32, y al que ha promocionado a su actual status el conocido en los aledaños de la barcelonesa calle Caspe como “el clan de la avellana”, es que los aires de la meseta le han dañado gravemente el sentido común o que ahora no es él el que piensa y habla sino unos Polancos nada recomendables. Financieramente hablando…..se entiende.

Publicidad
Publicidad
Salir de la versión móvil