Montse Castella, madre de Adrián (paciente de Gaucher tipo 2) |
Monse Castella es lo que en una superproducción se denominaría ‘madre coraje’. Su hijo Adrián tiene trece años y hace casi doce fue diagnosticado de Gaucher tipo 2, la variante más grave de esta enfermedad. Ha luchado como nadie junto a la Doctora Pilar Giraldo para darle a su hijo la otunidad que la vida no le dio. ‘Se me abre la esperanza cuando veo a gente mayor afectada de Gaucher’, asegura esta maña natural de Huesca.
Adrián fue diagnosticado cuando tenía un año y medio de la variante menos común de la Enfermedad de Gaucher. Los Pacientes de este grupo descubren los síntomas durante la infancia o la niñez y, aunque pueden causar signos y síntomas neurológicos graves, son menos severos que los del tipo 2 y la supervivencia alcanza más allá de la edad adulta.
Antes de que la enfermedad avanzara decidió atacar y desde entonces su compañera de viaje ha sido la Doctora Pilar Giraldo, Hematóloga del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza y presidenta de la FEETEG (Fundación Española para el Estudio y la Terapéutica de la Enfermedad de Gaucher). ‘No conozco muchos médicos que hagan lo que hace la Doctora Giraldo. Viajó con nosotros a EEUU y estuvo en todo momento en el trasplante de médula’. Adrián le llama ‘Mamá Pilar’. Le operaron para evitar daños neurológicos.
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Doctora Pilar Giraldo, Hematóloga del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. Adrián la llama ‘Mamá Pilar’ |
MONTSE CASTELLA, madre de Adrián (PACIENTE DE GAUCHER TIPO 2) |
Ahora Adrián está mejor y evoluciona con la medicación pero durante más de tres años ha tenido que viajar cada dos meses a USA. Pese a todo madre e hijo sonríen de poder seguir viviendo y agradecen a las asociaciones de Pacientes la ayuda que dan a afectados y familias para llevar mucho mejor la enfermedad. ‘Lo que más me ha atado la Asociación no ha sido conociento de la enfermedad, sino esperanza’. Allí ha conocido a jóvenes de más de 20 años enfermos de Gaucher, ‘esas torres fuertes que trabajan a pesar de su enfermedad y pienso que con mi hijo puede ocurrir lo mismo‘.
Con una sonrisa Montse también siempre ve el vaso lleno ‘o de agua o de aire, pero siempre lleno‘ y se considera enferma ‘que mi hijo lo está‘.
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