LAS MUJERES DEL PRESIDENTE: HILLARY RODHAM CLINTON (II)

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Women’s rights are Human Rights Hillary Clinton es, hoy, una “international celebrity”. Esto no es nuevo, evidentemente. Durante los ocho años en que su marido fue Presidente, ella también compartió protagonismo mundial. La enorme diferencia entre entonces y ahora es que, con su actual puesto de Secretaria de Estado, Hillary puede hacer política, ser protagonista de las relaciones internacionales, derecho propio. Cuando fue First Lady, su gran actuación política (El Proyecto de Reforma Sanitaria) fue un fiasco, precisamente que la hizo al margen de los poderes legislativo y judicial: ella no era un cargo electo, sino la Mujer del Presidente.

 

No hay que menospreciar su experiencia en relaciones internacionales, durante sus ocho años de Prera Dama. Viajando se aprende mucho, máxe si quien viaja es una persona culta y versada. Mejor aún si va bien acompañada y quienes la reciben, en cada país, son las máxas autoridades. Hillary viajó muchos países de Asia en 1994, justo después de la debacle electoral en que, debido al encallamiento de la Reforma Sanitaria, los Demócratas perdieron la mayoría en el Congreso y en el Senado, vez prera en décadas. Muchos culparon a Hillary y, ésta, decidió poner espacio de medio, y procurar olvidar, viajando Asia.

 

Hillary también hizo viajes sonados Africa, Pakistán y China. Todos esos viajes tuvieron una significación muy especial al estar vinculados a los intereses de Hillary en el ámbito político y social. En Africa, el cuidado de los niños (mueren de malnutrición, las guerras, falta de agua, trabajan y son explotados desde muy pequeños, etc). En Pakistán, la defensa de los derechos de las mujeres, personificada en su prera ministra, entonces, Benazir Bhutto. En la Conferencia de Pekín de 1995, Hillary pronunció un famoso discurso: “Women’s rights are human rights”. Aunque pueda parecer obvio, viene bien recordarlo, puesto que en muchos países, política o religión, los derechos de la mujer son inexistentes o pisoteados.

 

Micro créditos a las mujeres para que monten sus propios negocios, educación, sanidad, derechos de los niños y de las mujeres. Estos fueron los grandes temas de interés para Hillary Clinton como Prera Dama. Están muy vinculados con su visión religiosa del mundo, Metodista, en cualquier caso cristiana. Se manifiesta contraria al aborto, aunque defienda el derecho de la mujer a decidir.

 

El principal problema que tuvo Hillary durante los ocho años de vida en la Casa Blanca, fue la arrogancia. Estar tan cerca del poder, ser el poder, ciega, te hace sordo, pierdes los cinco sentidos. No tienes necesidad de escuchar: das órdenes, la gente obedece y las ejecuta. La soberbia se apropia de ti y “te lo crees”. Ya no eres persona: eres poder. Además, Hillary, como su marido, ha sido un personaje público, que como pocos en el siglo XX, ha estado sujeto al escrutinio de los medios de comunicación. El carácter de Hillary es luchador (“I do not quit. I keep going”, dijos en el capítulo anterior): si los medios de comunicación la retan, ella responde. Y los medios no aceptan bien la arrogancia de los políticos y personajes públicos. Prefieren la colaboración y la negociación, al enfrentamiento.

Precisamente estas dos cualidades, colaboración y negociación, Hillary las ha ejercitado en los ocho años en que ha sido Senadora Nueva York (20002008). Hillary ha aprendido a escuchar. Ahora sabe cómo persuadir, cómo tratar con otros políticos y con medios de comunicación. No se sabe si devoción o obligación, pero la realidad es que Hillary ha desarrollado nuevas capacidades profesionales que, ahora, en su nuevo puesto, son muy útiles, a ella y al Presidente.

 

En un mundo multipolar, en que Estados Unidos ha de tener en cuenta la opinión de los países emergentes (BRIC: Brasil, Rusia, India y China) y de la Unión Europea, la persona que dirige los destinos de la diplomacia norteamericana no puede tener una visión unipolar del mundo. Ha de escuchar y negociar. Esto es nuevo para los americanos, para Hillary y, casi, para todo el mundo, entendiendo tal, el nuevo orden de las relaciones internacionales.

 

En la campaña electoral de 2008 quedó claro que Hillary era más conservadora que Obama, en materia de política exterior. Hillary quería más mano dura con Irán o Corea del Norte, ejemplo. Su defensa del Estado de Israel, más fuerte que la de Obama. Aquí hay que hacer un inciso en el camino. Tanto Hillary como Bill Clinton están muy cercanos al lobby judío en Estados Unidos. Tienen excelentes relaciones con la American Israel Public Affairs Commitee (AIPAC). Y esto es muy tante, que el lobby judío en Estados Unidos es enormemente poderoso, rico e influyente, en la política y en los negocios americanos. A esto se une todo el bagaje de la experiencia acumulada Bill Clinton en sus negociaciones con israelíes y palestinos, para conseguir un acuerdo de paz en Oriente Medio. Obama, que es nuevo en todo esto, cuenta en Hillary con la mente más experta en la materia con que pudiera disponer.

 

Quizá esta conjunción de factores ponga a Hillary en el disparadero de convertirse en la mejor Secretaria de Estado de los Estados Unidos, en décadas. Ahora en el poder, sabe que tiene que manejar tanto la zanahoria como el palo, en sus relaciones con Irán y Corea del Norte. El palo sólo, no sirve y no es eficaz. Y su Presidente no lo quiere. Además, Hillary ha empleado los preros diez meses en su puesto, en tomar buena nota de lo que pasa. No ha entrado como hubiera quizá hecho en su época de First Lady como elefante en cacharrería. Ha enviado a dos negociadores expertos (Mitchell y Hoolbrooke) en continuas misiones para explorar el terrero. Ha recabado información. Como antes en el Senado, pregunta y escucha. Ahora está mejor dispuesta para la batalla, para tomar decisiones, para viajar sí misma a los sitios y dejar clara la postura norteamericana. Con todos (Irán, Oriente Medio, Corea del Norte, etc), una de cal y otra de arena: postura negociadora, pero no de debilidad. América sigue siendo la prera potencia de la tierra.

 

 

Los militares la respetan. Su Presidente la deja hacer. Los americanos, hoy, tienen muy buena agen de ella. En todo el mundo, es la segunda cara más conocida de América, tras la de Obama. Es inteligente y sabe de relaciones internacionales. Lleva 30 años en política. Su marido es una figura internacional de prer nivel. Y, enca de todo, tiene las ideas claras. Su leit motiv es diáfano y la dirige derecha a su objetivo: “to provide optunities for all”.

 

 

Jorge DíazCardiel
Director Corativo y Opinión Pública
Ipsos Public Affairs España

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