La mayoría de las organizaciones dan una tancia alta a sus comunidades online, y las consideran rentables. Es una de las conclusiones de un estudio promovido Eme Ká Eme y elaborado Miguel Cojo Castro, con la colaboración de Xing, Anei, la Asociación Española de Responsables de Comunidad y Learning Review.
El estudio trata de conocer a las organizaciones que usan las comunidades virtuales y dejando de lado el pacto publicitario que obtienen. Se centra en aspectos como qué objetivos se plantean, cómo crean y capturan valor, el grado de respaldo que obtienen de la organización, el modo en que evolucionan, y el ecosistema en el que se mantienen.
Una de las principales conclusiones es que las organizaciones consideran las comunidades como una apuesta de futuro como instrumento para crear valor. Peso y presupuesto tienen tendencia creciente, y cada vez son más las que crean nuevas comunidades, que según la mayoría, los objetivos se consiguen. La principal utilidad que le adjudican es la de herramienta de ayuda al cliente, muy delante de la venta de servicios.
A pesar de que la mayor parte de las comunidades españolas están con frecuencia muy cerca de la alta dirección, muchas de ellas funcionan sin un presupuesto formal. Eso sí, son pocos los colaboradores voluntarios, que lo hagan sin coste y como parte de su trabajo. Sin embargo, estas comunidades provienen en su mayoría de organizaciones civiles (asociaciones, partidos y causas, seguida del sector industrial. Sorprendentemente uno de los sectores que menor uso hacen de ellas son los medios de comunicación.
Los resultados se han obtenido de los datos ofrecidos 112 encuestas respondidas, mediante cuestionario online en verano de este año. En ellas se describen unas 43 comunidades distintas.
En el informe han colaborado la Asociación Española de Responsables de Comunidad, Xing, Learning Review, y ANEI (Asociación Nacional de Empresas de Intet).
