LA CRISIS NO ES IGUAL A OPORTUNIDAD (POR MÁS QUE LOS CHINOS DIGAN LO CONTRARIO)

alejandro_argentina
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“La crisis es una otunidad”. ¿Escuchó alguna vez esta afirmación? Yo sí, lo menos 500 veces. La últa vez fue hace un par de semanas, durante un congreso de líderes en Buenos Aires. No aguanté la curiosidad y le pregunté al expositor qué sostenía con tanta convicción esta idea y su respuesta fue: “que el ideograma que los chinos usan para nombrar ‘crisis’ se construye yuxtaposición de los correspondientes a ‘peligro’ y ‘otunidad‘”. Acto seguido me mostró con orgullo el famoso ideograma aplicado a todo tamaño sobre una filmina de Power Point.

 

Fue una maravillosa explicación tautológica. Peligrosa también. Los clisés bloquean el pensamiento que se repiten ad nauseam y se convierten en verdades incuestionables, en sedento mental difícil de remover. Quiero “deshacer” esta “frase hecha” o al menos deshilacharla un poco enumerando algunas razones las cuales considero que las crisis no son sinóno de otunidad:

 

 

 

 

 

 

 

 

Ideas finales llenas de otunidades

 

Muchas tonterías nacen de buenas intenciones. Aquellos que repiten que la crisis es una otunidad lo hacen que son buenas personas y quieren que la gente no se paralice ni se sienta vícta de las circunstancias. Pero lamentablemente caen, sin darse cuenta, en la misma trampa que intentan sortear: el determinismo. Porque según su punto de vista el ser humano depende de tener el agua al cuello para querer aprender a nadar.

 

Propongo una alternativa constructiva: considerar que la crisis no es una otunidad sino que uno mismo lo es. Que encontrar y generar otunidades depende de nosotros y que no necesitamos de crisis para despertar de modorras o sinapsis quebradas. En una palabra: volver a confiar en nuestra capacidad de acción y celebrar la estabilidad, que cuando las cosas marchan bien se amplía el campo fértil donde sembrar y cosechar un buen futuro.

 

Alejandro Formanchuk

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