El Dircom más completo y polifacético del siglo XX

Pierre_Salinger
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“If Pierre knows, the press knows”, le dijo el asesor Kenny O’Donnell al Presidente Kennedy, a propósito de la gestión de la Crisis de los Misiles, de octubre de 1962. La frase está sacada de la película “Trece días”, dirigida Roger Donaldson y protagonizada Kevin Costner (2001).El 90% de la película se basa en la trascripción original de las cintas que grabaron las conversaciones, deliberaciones y discusiones del Presidente Kennedy con su Gabinete, en la gestión de la Crisis de los Misiles. En la película se aprecia que, la relación de Pierre Salinger con los periodistas era tan estrecha que, si el Jefe de Prensa de la Casa Blanca sabía lo que estaba pasando, los medios de comunicación se enterarían de inmediato. Y Kennedy y sus asesores querían resolver la crisis sin generar un pánico general entre la población, al tiempo que negociaban en secreto con “los Soviets”. Aunque, en los inicios de la Crisis, Pierre Salinger no estuvo involucrado, sí lo estuvo durante toda su gestión (trece días) y fue testigo y coprotagonista de cómo Kennedy, y sus más allegados asesores, la resolvieron.

 

Pierre Salinger es uno de los Directores de Comunicación más completos y polifacéticos, interesantes y fascinantes del siglo XX. Trabajó con JFK desde el inicio de su campaña presidencial, en 1960, hasta que el Presidente fue asesinado, el 22 de noviembre de 1963. Durante esos años, Salinger formó parte del círculo de personas más cercano al Presidente, de aquello que muchos llamaron “la Corte de Camelot”. Como afirma Clint Eastwood, refiriéndose al Presidente Kennedy, en su película “In the line of fire”, “Kennedy was different, the whole country was different” (1993): Kennedy dio a la Casa Blanca, y a la Presidencia de Norteamérica, un glamour inigualable. Pierre Salinger es testigo ocular de lo que sucede en aquella Casa Blanca, dirigida un Presidente tan excepcional, al tiempo que, en ocasiones, Salinger se convierte en coprotagonista de los acontecientos.

 

A sus años en la Casa Blanca, con Kennedy, prero y con LBJ’s, después (fue Jefe de Prensa de Johnson durante los preros meses de su presidencia), Salinger dedica su prer libro de memorias, publicado en 1967: “With Kennedy”. A lo largo de sus casi cuatrocientas páginas, vemos a un Jefe de Prensa innovador en materia de gestión de comunicación, al servicio de un Presidente igualmente en vanguardia. Son Kennedy y Salinger los preros en utilizar la televisión como medio más eficaz para transmitir mensajes políticos a las masas. Con Ike (Eisenhower), el Presidente anterior a Kennedy, las ruedas de prensa presidenciales, se entregaban a los medios grabadas en una cinta. Kennedy y Salinger deciden hacer una rueda de prensa presidencial cada semana, en directo y, habitualmente, con preguntas en vivo de los periodistas acreditados en la Casa Blanca. Ahí empezó la tradición, convertida en costumbre, que deriva casi en obligación (aunque no ley).

 

 

 

Salinger es el prer Jefe de Prensa de la Casa Blanca del siglo XX que establece una relación directa, cordial y de confianza con los periodistas que cubren informativamente al Presidente. Seguramente, hoy, sus métodos de relación con los medios nos parecen “de Perogrullo” o “de ordinaria administración”. Pero a principios de los años sesenta del siglo pasado, fueron revolucionarios y, ello, tienen un enorme valor histórico.

 

En realidad, Salinger, es un avezado en casi todo. Un adelantado a su tiempo. Con pocos años, como Mozart, ya tocaba perfectamente el piano. A los diecinueve años, dirigía & comandaba un submarino en plena Guerra Mundial (la Segunda). Siendo periodista joven, decide embarcarse en la aventura de desenmascarar al líder sindical mafioso Jmy Hoffa. Esta actuación le hará intar con Robert Kennedy, quien dirige una Comisión de Investigación sobre el mismo asunto en el Senado. Gracias a este encuentro de intereses, comienza una relación con la familia Kennedy que incluye a Salinger en el “sancta sanctorum” de personas más allegadas al futuro Presidente Kennedy.

 

Desde esta cercanía, en “With Kennedy” descubros muchas interioridades de la Administración de JFK. La crisis de Bahía de Cochinos, nada más asumir la Presidencia, la lucha los derechos civiles, las cumbres con los líderes soviéticos para reducir armamento nuclear o, como ya hemos dicho, la gestión y solución de la Crisis de los Misiles. Sin embargo, Salinger describe un Kennedy demasiado positivo. Y se pinta a sí mismo bajo la mejor de las luces posibles. Se ve que Salinger quiere mantener vivo el mito de “la Corte de Camelot”. Y, ciertamente, ata una perspectiva muy interesante de su trabajo como Jefe de Prensa de Kennedy y de su Presidencia. Sin embargo, no es la biografía adecuada para conocer verdaderamente al Presidente. Cuando menos hay que complementarla con la monumental obra “A thousand days: John Kennedy in the White House” de Arthur M. Schlesinger y, sobre todo, con la más reciente biografía de Robert Dallek “An unfinished life” (2003), que acudiendo a archivos y fuentes de información totalmente nuevas, ata datos definitivos y sorprendentes sobre el Presidente Kennedy.

 

Salinger no estuvo junto a Kennedy cuando éste fue asesinado, en noviembre de 1963. Salinger solía acompañar habitualmente al Presidente en sus viajes, dentro y fuera del país. En aquel fatídico día en Dallas, Salinger estaba en un avión acompañando al Secretario de Estado, Dean Rusk, para preparar la prera visita de estado de un presidente americano a Japón, desde la Segunda Guerra Mundial.

 

Sin embargo, la actividad profesional de Salinger no acaba con el asesinato de su idolatrado jefe y amigo. Más bien, su trabajo en la Casa Blanca es un aperitivo, un “springboard”, un trampolín desde el que hacer cosas mayores y trascendentes. Con el nuevo Presidente, Johnson (LBJ), Salinger continúa siendo Jefe de Prensa, pero no había sintonía entre ambos (tampoco la hubo entre Kennedy y LBJ) y, a los pocos meses, lo deja. Decide entrar en política y, durante unos meses es Senador demócrata, sustituyendo a un amigo senador recientemente fallecido. Cuando llegan las elecciones al Senado, las pierde, frente a su contrincante republicano. Salinger llega a pensar en presentarse él mismo a las elecciones presidenciales, pero es consciente de sus litaciones. Como afirma en su segundo y definitivo libro de memorias (P.S. de 2001), “la prensa no respeta la vida privada de los políticos, y yo he tenido una vida privada muy complicada”. Según Salinger, los medios hubieran destrozado un candidato presidencial que tuvo cuatro esposas y era conocido sus continuas infidelidades conyugales.

 

En 1968, Salinger está de nuevo en la carretera, esta vez como Director de Campaña de Robert (Bobby) Kennedy. A dicha experiencia, dedica un nuevo libro: “An honorable profession: a tribute to Robert F. Kennedy”. Aquí cuenta las interioridades de una campaña electoral dura y reñida, en que la lucha contra la pobreza y acabar con la guerra de Vietnam son las dos grandes causas del candidato Kennedy. Pero, una vez más, el asesinato trunca las esperanzas. Robert Kennedy fue asesinado a tiros en la cocina del Hotel Ambassador, en California (ver “Bobby”, de Emilio Estevez, protagonizada Anthony Hopkins, Helen Hunt, y Demi Moore, entre otros) justo después de saber que había ganado las prarias demócratas en dicho estado, sustancialmente crítico para ganar las prarias presidenciales y, en últa instancia, la Casa Blanca. En esta ocasión, Salinger estaba a cuatro pasos del amigo, Bobby, cuando éste fue asesinado.

 

Salinger decide abandonar el país y, durante más de dos décadas, trabaja como corresponsal y “Bureau Chief” para ABC News en París. No hay que olvidar que Pierre Salinger es de madre católica francesa y, él mismo católico y, “afrancesado”. Durante muchos años vuelve a construir una reputación formidable de sí mismo como periodista: se plica en la crisis de los rehenes de Irán de 1979 y hasta entabla negociaciones “con los de Hizbulá”, cuando estos cogen rehenes americanos en el Líbano, ya con Reagan como Presidente. Salinger culmina su carrera trabajando como Vicepresidente para una gran agencia de relaciones públicas con sede en Washington, BM.

 

Niño prodigio, extraordinariamente culto, periodista político, corresponsal de guerra, jefe de prensa de la Casa Blanca, Director de Campañas electorales, político él mismo…, Pierre Salinger ata en sus libros de memorias, con humildad (a veces, eso sí, con cierta vanidad propia de quien se sabe muy inteligente) una ingente cantidad de datos e información útil para quien quiera ser “el perfecto y completo Director de Comunicación”. Sus memorias condensan cinco décadas de experiencia profesional junto a varios de los hombres más influyentes de la política y el periodismo del mundo.

 

Jorge DíazCardiel

Director Corativo y Opinión Pública

Ipsos Public Affairs España

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