Aquí, en esta España nuestra, el caso es utilizar la palabra crisis todos los días; ora la economía, ora la nieve. Un país que entra de lado en Europa y aparece en los papeles con la crudeza que supone saber que no se nos respeta.
Un Rubalcaba que apareció dos veces, dos, en una tarde de domingo. Una, para contarnos el nivel de alerta dos, que debe ser lo mismo que “salga usted y yo no me hago responsable” y luego para contarnos que perseguirán a los etarras hasta que acabemos con ellos como si de una plaga de chinches se tratara.
La cosa no deja de tener su miga si contemplamos el bello paisaje que tiñe una España de contrastes. Una Sevilla bajo cero y una mezquita de Córdoba blanca y serena frente a los habituales cortes en los puertos y una Asturias incomunicada. Y esto solamente ha durado un día, y menos mal que fue domingo, pero los niños no van a la escuela y las vacaciones de navidad se prolongan un día más. No sabemos o no queremos contemplar que todo cambia cuando caen tres copos seguidos y recuerden que hace exactamente diez años estas fechas, con otro gobierno a la cabeza se dijo aquello del “nunca mais” en plan chapapote. Y si fue mais, fue seguro, que ha vuelto a suceder. España no está preparada, no sabe o no contesta ante situaciones en las cuales el cambio clático falla. Y resulta que nieva. No se conocen las fórmulas para seguir con la vida cotidiana a pesar de los kilos de sal, a pesar de las emergencias en alerta, a pesar del servicio eficaz de meteorología que nada tiene que ver con Mariano Medina, “¡hay dónde estarán tus predicciones exactas!”
Y un lunes poco efectivo, soleado y bello que todo el mundo acaba diciendo aquello del “¡qué bonito!”. Las ciudades se han visto colapsadas pero ¿qué me dicen de los pueblos? En la Comunidad de Madrid hay muchos que no tienen cubiertas sus necesidades básicas y no hay sal, no hay autobuses, no hay nada, pero ¿y si sucediera algo? ¿Cómo se sale de una ratonera sin un coche adecuado? A pata señores, a pata.
Todo acabará cuando se deshiele que aquí las crisis y los gabinetes nocturnos de Alfredo y José Luis, duran como mucho un par de días. Imagínense si durara más.
Mientras tanto, Moratinos, tiembla una vez más con las amenazas que le procuran los miembros de la UE. El ministro de Economía alemán le pone en jaque y éste no es como Hugo, que solamente le mandan callar. Y ahora tenemos que esperar a dos presos de Guantánamo. A ver si se pasa la nieve y vemos qué vamos a hacer con ellos, y eso nos pasa ofrecernos. Como no tenemos bastantes chorizos en el trullo tendremos que hacerle hueco a los de Barack. Ya verán cuando compartan patio con los alcaldes de este país, ¡van a flipar!, que a este paso, va a haber más de la corrupción que los chorizos al uso.
El gobierno pretende acabar con el “momento pirata” que tiene el español en sus venas. Se erradicarán las emisoras fraudulentas después de las denuncias que ha habido. Nada más y nada menos que tres mil estaciones ilegales y que no nos dejan más que si no, habría más piratas que legales… El caso es desarrollar el instinto chorizo que tiene el español; violar violar, robar robar, eso sí, mientras que nadie se entere.
Alfredo, el de antes, cree que ETA se ha pasado al país vecino que no es otro que Portugal. Francia ya está bastante vigilada, lo que no sabían es que su Guardia Nacional Republicana (la civil de toda la vida) pero O´Portuguesa les dicen, Obrigado pero ven pá acá chato, y también están en alerta, y van y les cazan con tres mil euros y un arsenal de piezas de museo para cargarse a la otra media España. Eso sí que es una crisis. Un lastre que ya tiene más de 40 años y pretenden acabar con él. A ver si es verdad.
Al otro lado del charco, el que siempre está en crisis o va a haber que montarle un gabinete para ello, es Bill Clinton, el presidente de las becarias. El hombre al parecer está en crisis con su libido permanentemente y mientras “Jilari” se paseaba con Obama, él retozaba con otras mozas, eso sí, apoyando a la doña con sus suspiros.
En un libro llamado “Game Change” se citan cómo, dónde y cuándo fueron esos encuentros que no lo puede remediar el muchacho. Como se entere Tony Blair, que ahora va a vender maletones de Vuitton, verá dónde le manda al mister. Habrá que comentárselo a José María, así queda todo en casa y que se vayan a las Azores a ver qué hacen con su testosterona…
En otro orden de cosas, y para que vean que en España, hay personas que no tienen crisis, Pe y Ja, están en amor continuo y avisan que puede haber boda o bodón. Miles de mujeres publican el color de sus sujetadores en Facebook aunque se desconoce el origen de esta iniciativa que no deja de ser chocante. Como chocante es la nueva crema de veneno de serpiente que se ponen las doñas para seguir siempre jóvenes en Hollywood. Allí al parecer, ha aparecido una información en la que se dice que Charlot compartió una orgia con Buñuel. Lo malo es que éste abandonó la cita que Charles se llevaba la palma.
Felipe González y Carme, la mujer que perdió la ene, no su ex, pasaron las navidades en la República Dominicana con la Bachata Rosa y mientras tanto, los de su partido, se están cuestionando algunos si José Luis, el de siempre, puede ser el candidato para las próxas elecciones.
Eso sí que suena a crisis y no que caigan cuatro copos y se paralice un país. Esto es España y como estamos en Europa tenemos que aprender que allí nieva casi todo el invierno, y sigue todo como si nada. ¿Será que tienen más sal que nosotros? La sal de la vida española no tiene parangón. Con o sin crisis, el caso es que hablen de nosotros. Ora el paro, ora la nieve. Cincuenta y siete vuelos cancelados y la gente los suelos durmiendo a la espera de que deje de nevar. Tres montañeros arrastrados un alud y un soldado español muerto en Afganistán. Eso sí que es crisis.
Aún tiene mucho que caer, que solamente estamos en enero. Año de nieves, año de bienes, ¿no era así?
A ver si suena la flauta, aunque solo sea una vez y salos de ésta.
Ana de Luis Otero
Periodista