‘Es importante que el pueblo se movilice’

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Pilar Mateo es una científica valenciana que ha creado una pintura que salva vidas, un producto capaz de combatir con éxito el mal de Chagas, una enfermedad mortal que transmite una chinche y que amenaza a cien millones de personas de América Latina. Ahora la historia de esta científica que se convirtió en guaraní y precursora de la tecnología que permite controlar esta enfermedad, ha sido recogida en el libro ‘El vampiro de los pobres’, publicado la escritora Charo González Casas.

 

Pilar Mateo es doctora en Ciencias Químicas la Universidad de Valencia y doctora honoris causa la Universidad Anahuac de México y ha desarrollado y patentado diversas tecnologías con polímeros microencapsulados y pinturas que controlan el ciclo biológico de los insectos. El hallazgo de la doctora Mateo erradica el insecto y le pide reproducirse. Ella, en lugar de explotar su patente, ha decidido dirigir y controlar su aplicación. Armada con cientos de botes de pintura, vive en los lugares más paupérros de Bolivia, México y Argentina. El resultado es que los habitantes de las casas pintadas no se infectan; y los que viven en las casas sin pintar siguen muriendo.

 

La enfermedad de Chagas es una infección que se produce cuando las heces del Trypanosoma cruzy, un triatomino penetran en la picadura o cuando las personas se frotan los ojos o se rascan y las introducen a través de excoriaciones cutáneas. La fase aguda de la enfermedad dura unos 2 meses y suele ser asintomática. Le sigue una fase crónica que, en ausencia de tratamiento, dura toda la vida. En un 30% de los casos se produce afectación cardiaca, y en un 510% afectación digestiva o mixta (cardiaca y digestiva). Los síntomas de la enfermedad son silenciosos y a menudo tardan muchos años en aparecer después de la infección. La mayoría de las personas que padecen la enfermedad no saben que están infectadas.

 

Prpacientes hay hablado con la doctora Mateo para conocer más de cerca la realidad de los miles de indígenas en América latina que sufren esta enfermedad, y cómo su experiencia ‘a pie de selva’ cambiaron su vida, convirtiéndose ella misma en una guaraní, uno de los pueblos indígenas más afectados esta enfermedad.

 

¿De dónde surgió la idea de escribir un libro sobre su labor en la lucha contra la enfermedad de Chagas?

La autora del libro, Charo González Casas  y yo teníamos una amiga en común que trabajaba en Radio Nacional de España y que había venido conmigo al Chaco. Un día le preguntó si mi historia daría para un libro, y dijo que sí. Entonces se vino a vivir a Bolivia conmigo una temada y empezó a escribir el libro, en el que el protagonista, realmente, es el bicho, el vampiro, como yo le llamo. El libro cuenta una realidad, que es la de enfermedad de Chagas, que más que una realidad de tipo científico, es una realidad de vida, del genocidio que supone el consentiento de ver cómo vive la gente que tiene el Chagas. Una situación que se mantiene desde que hace un siglo fuera descubierta.

 

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta en el día a día en su lucha contra esta enfermedad?

Ha habido muchas etapas desde el año 98 en el que llegué. Yo actuaba como un científico que ha desarrollado una patente, que piensa que va a llegar y solucionar un problema sin pensar qué  consecuencias tiene esa enfermedad. Sin embargo, cuando llegué no tenían ni carreteras ni paredes. Lo prero que tuve que hacer fue convertirme en albañil. Pasé de ser científica a una persona que hacía paredes.

Luego, durante dos años de mi vida he realizado muchas evaluaciones, y ha habido mucha gente de organizaciones que podía interesarles  que no saliesen  adelante. Así me encontré con un ‘tapón’ permanente para sacar las cosas, a dejarme de lado, a falsear datos para que no saliesen,  a dejarme aislada con los indígenas, y así, mientras estás allí no molestas … Así decidí hacerme guaraní. Ahora, junto con la ciencia, me parece fundamental que los científicos estemos al lado de los que sufren, al lado de la realidad, que no sólo estemos publicando, sino también denunciando que hay una enfermedad como el Chagas.

 

 

Ha declarado que ‘A nadie le ta el Chagas que es la enfermedad de los pobres, ningún laboratorio va a fabricar fármacos o productos para quien no puede pagarlos’ ¿Por qué lo cree así?

Cualquier empresa nace con intereses, más que con sentientos. Por supuesto nadie se va a poner a fabricar un producto que no se va a poder vender, ya que la gente no tiene recursos, ni siquiera para comer, mucho menos para comprar un medicamento;  y los laboratorios farmacéuticos no dejan de ser una empresa. Además no nos olvidemos que en estos países no hay seguridad social. Es muy tante saber que un pueblo que sufre una enfermedad en silencio, pero que no se moviliza no va a ser visible ante la sociedad. Entonces es lógico que una empresa no se ponga a trabajar en algo que desconozca.

 

¿En qué consiste la tecnología que ha desarrollado contra esta enfermedad?

La tecnología de la que tengo la patente consiste en cápsulas poléricas, que he extraído de una de las partes tantes de la pintura, a las que he añadido biocidas, todos ellos permitidos la OMS y la nueva ley de biodiversidad Europea de 2008. . La parte más tante es que he conseguido microencapsular reguladores del análogo de la hormona juvenil del creciento de los insectos. Además podemos controlar el ciclo biológico de los insectos, es decir, que los huevos no eclosionen o que no se desarrollen a estadios superiores los antrópodos. Y hemos conseguido en una dosis muy pequeña, una liberación muy lenta, lo que le da un poder residual muy largo. De este modo se pueden controlar las enfermedades sin ser nocivo para el ser humano.

 

¿Cómo una mujer científica se pasa al mundo del voluntariado?

Yo creo que la madurez de las personas se hace con los cambios. Cuando somos jóvenes, las personas no sabemos lo que queremos ser. Yo he tenido la suerte de saber qué es lo que me gustaría ser, y he tenido la suerte de poderlo hacer. Y todos mis estudios han tenido que ver con el tema social.

Tomé la decisión de ir a Bolivia a ver qué es lo que pasaba, y fui como científica del prer mundo, pensando que iba a estar dos semanas, y que me iba a dedicar a pintar. Pero la experiencia con la gente y la tierra me cambió la vida, y encontré lo que quería ser. Cuando estoy allí coordino un proyecto muy científico que se está desarrollando para la erradicación de este chinche, y fomentar la movilización social.

 

Que me hayan aceptado, y formar parte de ellos me parece un tema muy tante en mi vida.  Por ello, tengo una responsabilidad moral de apoyarles y denunciar las injusticias.

 

Los beneficios obtenidos la Doctora Pilar Mateo  este libro que narra su lucha contra la enfermedad en las comunidades indígenas más azotadas la miseria, serán destinados a la ayuda del Pueblo Guaraní boliviano.

 

 

Seguiremos informando…

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